Hace un tiempo existía una teoría según la cual David Benioff y D. B. Weiss, creadores de 'Juego de tronos', habían arruinado las posibilidades de éxito de cualquier 'spin-off' de la serie por coronar a Bran el Tullido, entre otras decisiones finales. Hace un par de domingos, aquella suposición se esfumó en cuestión de unas horas, las que tardaron diez millones de personas en ver el estreno de 'La Casa del Dragón' a través de las plataformas de HBO, y eso solo en Estados Unidos. Éxito repetido en España, donde "las horas de visualización del primer episodio superaron todas las expectativas", según explicaba en nota de prensa Tatiana Carral, PR Director de HBO Max Iberia.

Está muy bien la variedad de oferta, pero no nos engañemos: de vez en cuando, como corrobora el hecho de que la gente vaya a grandes festivales en lugar de limitarse a escuchar música en casa, nos gusta tener la sensación de estar formando parte de un momento cultural masivo. Y con 'La Casa del Dragón' regresa con fuerza la monocultura televisiva: esa clase de serie que, a base de publicidad y de méritos (dos cosas en principio opuestas pueden ser verdad a la vez), se convierte en objeto de consumo obligado para formar parte activa de la sociedad. Así será durante bastante tiempo, dado que HBO anunció solo hace unos días la nada sorprendente renovación de esta notable precuela por otra temporada.

Habrá quien diga que es pronto para hablar de fenómeno, que solo se ha podido ver el primer episodio y que muchos espectadores dieron al 'play' por mera curiosidad y no por ganas sinceras de volver a Poniente. Pero la recién estrenada segunda hora, este lunes, 'El príncipe canalla', reúne ingredientes más que suficientes para que el fenómeno no solo se mantenga, sino que, además, crezca unas décimas: misterios de alcoba, alianzas y matrimonios inesperados, duelos de dragones… Todo ello reconocible e irresistible. El muestreo de elementos de 'Juego de tronos' se extiende desde esta semana al tema principal (de nuevo, el compuesto por Ramin Djawadi para la serie madre) y a una secuencia inicial de créditos en la que un río de sangre pone en marcha engranajes con diferentes insignias a lo largo y ancho de los muros y castillos de Valyria. 

Tampoco puede haber sucesora de 'Juego de tronos' sin imágenes provocativas, y en esta ocasión una de las primeras que vemos es la de un crustáceo alimentándose de carne humana. Son las artes fatídicas del Benefactor de los Cangrejos, maníaco rey pirata que acosa a la flota del consejero naval del rey, Corlys Velaryon. El hombre atribulado que, poco después de arrancar el episodio, nos hace una fantástica recapitulación de hasta dónde hemos llegado hasta ahora: "La reina ha muerto. Y una niña es la heredera al Trono de Hierro por primera vez. El hermano del rey, desheredado, ha reclamado Rocadragón sin oposición. Y una potencia extranjera ha fundado su colonia en nuestra ruta comercial". Buena suerte para quien sea que deba recitar los diálogos explicativos en el siguiente episodio: habrá madeja que deshilar.