¿Quién mató a Axel Collins? El hallazgo del cadáver de un mítico Dj de Ibiza veinte años después de su desaparición es el punto de partida de la serie que el creador de La casa de papel, Alex Pina, ha desarrollado en exclusiva para Netflix. Preguntas de este tipo son los grandes misterios que han inspirado muchas series de televisión, especialmente la que aún se sigue considerando LA SERIE por muchos años que pasen, Twin Peaks.

Como Laura Palmer, Axel Collins tenía un lado oscuro. Pero a diferencia de la adolescente interpretada por Sheryl Lee, a Collins no le aguantaba ni Dios. Era un verdadero cabronazo a quien le encantaba vivir al límite. A Tom Rhys Harries, el actor que lo interpreta, le hubiera venido al pelo hacer de Tiburón en algún reboot de la saga James Bond enfrentándose a Daniel Craig. Quizá porque una de las escenas más difíciles de olvidar de esta serie es verle poner cara de loco con el rostro ensangrentado tras haberse arrancado un diente con unos alicates. La atroz escena transcurre durante una fiesta ibicenca con multitud de jovencitos con las hormonas desatadas, bailando en un chalé con piscina, poca ropa, música house y todo tipo de sustancias alucinógenas. Así era para él una noche cualquiera. Adicto al peligro, Axel parecía estar dispuesto a entrar en el club de los 27. Ese selecto grupo de genios cuyos excesos les llevaron a morir antes de cumplir los 28 años, como Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison o Kurt Cobain. Vivir intensamente y dejar un bonito cadáver. Todos sus amigos vivían a la sombra de su talento, motivo por el que el malogrado Dj se creía con derecho para pisotearlos. Cualquiera tenía motivos para matarlo.

Veinte años después de su misteriosa desaparición, el cadáver de Axel aparece enterrado y la autopsia confirma que su muerte fue de todo menos accidental. A la isla llega Zoe Collins (Laura Haddock), hermana del asesinado, intentando averiguar qué fue lo que le pasó. La desaparición del DJ le dejó un trauma del que jamás logró pasar página y debía de ser una de las pocas personas en el mundo que lo tenía idealizado. El hecho de que empiece a ir por la isla haciendo preguntas entre los antiguos amigos del muerto y pisando algún que otro callo reabre viejas heridas del pasado. La investigación de Zoe se va intercalando con flashbacks sobre la vida, obra y «milagros» de su hermanito. A Zoe le cuesta casi toda la temporada ver el tipo de persona que era Axel. Nosotros lo teníamos ya calado a los cinco minutos. Pero no hay que tenérselo en cuenta. En el fondo, Zoe está muy ocupada descubriendo el lado loco de la vida. Siempre ha sido de lo más recatada. Devota esposa y madre de familia. En la isla descubre un nuevo modo en enfocar su vida que la acerca, más de lo que le gustaría, a su hermano.

Lo mejor, los Calafat

White Lines no es la serie que uno esperaría ver tras haberse enganchado a La casa de papel. Aunque también tenga a personas que viven al límite. Casi tiene más cosas en común con El embarcadero, la otra serie de Pina para Movistar antes de su fichaje para la gran N. Lo más destacado es el ambiente noir que le dan a la noche ibicenca, plagada de perdedores a las que la resaca de las fiestas de su juventud les ha pasado una factura demasiado alta. Pero sobre todo, destaca esa todopoderosa familia que parece controlar todo lo que pasa en la isla. Los Calafat. Dueños de casinos, discotecas, restaurantes y salas de fiestas de alto postín. ¿Se han inspirado en los personajes de la exitosa serie de HBO Succession para crearlos? Todo en la isla pasa por sus manos y también tienen alguna implicación en el misterio, ya que el cadáver aparece en terrenos de su propiedad. Los Calafat interesan más que el resto de los personajes. Ese Juan Diego Bottocon complejo de Edipo. Su madre, interpretada por Belén López, que es capaz de cualquier cosa para conseguir lo que desea. Pedro Casablancbrilla con luz propia como el patriarca de la familia y es de agradecer que los guionistas nos hayan ahorrado el cliché de presentarlo como el villano. Y a Marta Millans se le reserva otro de los papeles protagonistas, como la ex del Dj asesinado e hija de los Calafat,que pasa a convertirse en la mejor amiga de su hermana y una de sus guías en ese particular viaje interior hacia su redescubrimiento. Por cierto, que Kika no era la única miembro de la familia que tenía relaciones con Axel.

Al final lo de menos es la identidad del asesino. Esa trama se va diluyendo a medida que pasan los episodios. Ni a los personajes, ni al guionista, ni en realidad a nadie les importa un bledo quién fue el asesino. En realidad, lo que se nos está contando es el viaje interior de su protagonista y del resto de los personaje secundarios. Sólo al final de la temporada se retoma el misterio, para resultar ser el menos obvio de los sospechosos iniciales. Aunque su identidad se ve venir ya en el primer flashback del episodio final. Menos viajes espirituales y budismo de pacotilla. Lo que queremos es una serie centrada en las intrigas de la familia Calafat. El desenlace de la temporada zanja el misterio de la identidad del asesino y prepara nuevas tramas para posibles continuaciones. ¿Se animará el clan a meterse en el berenjenal de controlar el narcotráfico de la isla?