Los programas de televisión que se desarrollan en directo se quedaron de un día para otro sin público en los platós. Haciendo de la necesidad virtud, Andreu Buenafuente convirtió 'Late Motiv' en 'Late Motiv Búnker'. Pasando del gran formato, del plató con la grada enorme, el escenario con el suelo brillante color negro charol y la banda de músicos, a un programa íntimo, de cámara.

El nuevo 'Late Motiv Búnker', forzado por las circunstancias, tiene algo de atmósfera de programa radiofónico: una mesa en la que Andreu se reúne con sus colaboradores para charlas de una manera todavía más distendida de lo habitual de sus cosas. Eso sí, para 'respirar', el programa mantiene conexiones con el exterior vía Skype o por medio de corresponsales (surrealista fue la de Pere Aznar con el concejal de Cultura Festiva de Valencia, Carlos Galiana, con cara de muy pocos amigos) que aportan gags muy suculentos.

A quien no le vino nada bien la falta de público fue a 'Sánchez y Carbonell'. El público, en este caso, da la vida. Sustenta el directo. Da la razón de ser al espectáculo. Arropa el triángulo escenográfico. Y como quedó demostrado, no tiene demasiado sentido continuar realizando un programa restándole su esencia pura. ¿Hubiésemos imaginado 'Directísimo' sin público; 'Estudio abierto' sin público; o el 'Un, dos, tres' sin público?

'Sánchez y Carbonell' debería tomar una pausa hasta que su plató vuelva a poder a acoger a una parte fundamental de sus actores. Para colmo, el programa quedó deslavazado con la ausencia de la anunciada Leonor Watling, durando 15 minutos menos que los ocho programas restantes.

'Sánchez y Carbonell' y 'Late Motiv' van dirigidos a un target similar y cuentan con no pocas coincidencias. El jueves, Buenafuente entrevistó a Mafalda, la hija de Pablo Carbonell, mientras éste hacía su programa. Y Watling ha sido colaboradora habitual del de Andreu.

Misa sin fieles

A la misa dominical también le afectan las medidas adoptadas contra el coronavirus. Continuará emitiéndose desde distintos templos de nuestra geografía, pero con las parroquias vacías. Teniendo en cuenta que la Conferencia Episcopal, al mismo tiempo, ha recomendado a los mayores que se queden en casa y no acudan a los templos, es de suponer que el consumo televisivo de esta retransmisión, que cada domingo alcanza la cuota de pantalla más alta de la jornada de la cadena, bata récords.

Quizás ustedes no recuerden que 'El día del Señor' al que aludimos, formato copiado de la televisión pública francesa, vive un momento de vacas flacas que lo obliga, desde hace años, a realizar sus retransmisiones mayoritariamente desde la Comunidad de Madrid. Desde poblaciones que estén en un radio cercano a la capital. De ahí que veamos tantas en sus barrios y periferias y en algunos pueblos. Pero no siempre fue así.

Hubo un tiempo en que el programa era mucho más viajero. Había presupuesto para moverse por todo el territorio nacional. Algo lógico: si lo hay para llevar a cabo retransmisiones deportivas de toda índole, que llenan la parrilla de Teledeporte alcanzando un 0,3%, por qué no llevar a cabo el despliegue para un evento que siempre roza el 10%. Pero donde hay capitán, ya se sabe. Alguien cortó el grifo, y ahora se viaja fuera de Madrid a cuentagotas, con motivo de alguna conmemoración. La última vez las cámaras se trasladaron a Luque (Córdoba).

A puerta cerrada

Qué raro es todo lo que estamos viviendo. Y a una velocidad tal que no nos da tiempo a asimilarlo. El martes por la mañana los invitados al concierto por las Víctimas del 11-M se enteraron de que el acto se celebraría a puerta cerrada. Y así fue. Los únicos testigos fueron las cámaras de TVE.

Era muy extraño ver a la Orquesta de RTVE dirigida por Pablo Heras-Casado en un Auditorio Nacional completamente vacío. Si lo importante era la Sinfonía 'Resurrección' de Mahler, qué importará el público, me dirán. Pues sí. Pero aquello parecía un ensayo general. Y ni eso. Porque en los ensayos generales los músicos no van de gala.

Por no hablar del protocolo. En las doce ediciones anteriores el vestíbulo del Auditorio acogió una de las fotos de familia del año, presidida por los Reyes. En esta ocasión, la presentadora de Radio Clásica Eva Sandoval se paseó sola por el edificio. En lugar de hacerlo discretamente desde un palco o un rincón, el realizador optó por el plano general para hacer más ostensible lo atípico del momento.

Los acontecimientos se desarrollan tan deprisa que no sabemos qué nos depararán los próximos días. Algo es seguro. El consumo de televisión se va a disparar. Ignoramos qué va a ser de los programas en directo. No sabemos si podremos ver a Andreu Buenafuente en su búnker la semana que viene. Él mismo no lo aseguró en la despedida. "A lo mejor nos vemos". Pues eso. Que ojalá salgamos