“Pedrete, Pedrete, si no sabes exhumar pa qué te metes”, dijo con soltura Elsa Ruiz, la trans del pueblo, tal como ella se definió en el estreno de ‘Todo es mentira’, vespertino que Cuatro estrenó el martes con muy, pero que muy poco éxito de audiencia si lo comparamos, que hay que hacerlo, con ‘Zapeando’, su rival natural de La Sexta.

Esta chica, la trans del pueblo, junto a Marta Flich, Miguel Lago, Antonio Castelo y la actriz Itziar Castro, de gordura infinita, desmesura anatómica que ella misma usó como elemento de humor durante el programa sin asomo de complejo, forma parte del equipo del nuevo intento de la cadena por reflotar su hundida tarde, bueno, y hundida mañana, y hundida noche, pero esta es otra película.

Al frente de ‘Todo es mentira’, el que intenta ser el Frank Blanco de la competencia, don Risto Mejide, casi ausente, en un papel a medio gas que no acaba de encajarle o no acaba de dominar, aunque algo raro observo. El programa, lo digo rápido, quiere ser un ‘Zapeando’ pero no lo consigue. Y ese es su error. Igual que ese programa del que usted me habla que crece a diario también con el humor como materia prima, ‘Todo es mentira’ ha de afinar su apuesta y ahormar su desarrollo porque de los formatos en esta franja es de lo mejor que Cuatro ha estrenado.

Cada colaborador tiene su sección, pero no todas funcionan igual. Vuelvo al principio. Me quedo con el descubrimiento no sabía de la existencia de Elsa Ruiz. Curiosa fue la entrevista que le hizo al último embalsamador vivo de Paquito Franco. Además, le propuso al director del Museo de Cera de Madrid, con mordaz seguridad, cambiar al Franco de cera por el original del Valle de los Caídos. Pueden tener futuro. A ver.