Es uno de los programas del momento. Todo el mundo habla de ello en la cola del supermercado o en la oficina. Pasapalabra ha conseguido trascender la pequeña pantalla y se ha colocado como uno de los programas más vistos de la televisión. Pero que hablen de uno no siempre es bueno. O al menos no del todo.

Pasapalabra es, desde hace años, uno de los concursos más importantes de la televisión en abierto. No en vano durante años estuvo triunfando en Telecinco conquistando la última parte de la tarde. Una sentencia del Tribunal Supremo obligó hace varios meses a la principal cadena de Mediaset a dejar de emitir este formato que por aquel entonces presentaba Christian Gálvez. Fue entonces cuando Antena 3 apostó por su compra y fue una decisión más que acertada. No en vano tener tanto ese programa como El Hormiguero ha hecho que las noticias de Vicente Vallés que se emiten antes y después de estos programas de tanto éxito sean lo más visto del día.

Rafa Castaño. Antena 3

Telecinco intentó por todos los medios evitar la fuga de los espectadores que habitualmente consumen este tipo de concursos. Pero no lo consiguió. Recuperó formatos como el Precio Justo o Alta Tensión que en su día habían tenido mucho éxito en la cadena de Mediaset y en Cuatro pero que tuvieron que pasar a mejor vida en otros canales al no conseguir el éxito que se esperaba de ellos.

Aún más. Telecinco intentó prolongar el Sálvame y las noticias de cotilleo mientras veía como en su competencia se sumaban los espectadores cada día más al concurso en el que se hacía famosos a personas como Pablo Díaz, el último concursante que consiguió el rosco y que se llevó a casa más de un millón de euros.

Y es que en buena medida el éxito del programa se basa en eso: en tener espectadores muy fieles a determinados concursantes que consiguen convertirse casi en uno más de la familia de quienes están al otro lado de la pequeña pantalla. Esa cercanía y amabilidad es lo que hace que cada vez más gente se sume al formato para intentar que esos concursantes se lleven el mayor premio posible.

El buen ambiente labrado entre los concursantes y el presentador derrocha familiaridad. Incluso, entre Rafa Castaño, de origen alistano, y Roberto Leal se producen hasta bromas internas entre ambos, ya que son de equipos de fútbol rivales. Roberto Leal, del Sevilla, ha disfrutado mucho del momento vivido en plató, pues una de las canciones resueltas en el juego musical era el himno de su equipo. Su grito de entusiasmo ante la respuesta del concursante, que la adivinó, vino seguida de una visita a Rafa Castaño -que es del Real Betis Balompié-, al que regaló un garabato con el escudo del Sevilla. Rafa Castaño no pudo aguantar la situación y acabó abandonando plató.