Cada vez está más cerca el momento en el que todos los focos iluminen a Chanel Terrero interpretando su ‘SloMo’ sobre el escenario de Pala Alpitour, en Turín, donde se celebrará el próximo 14 de mayo Eurovisión 2022. Esta 66ª edición del famoso certamen es una de las más esperadas, después de que el Benidorm Fest, evento en el que se eligió al representante de España, reenganchara a gran parte del público.

A sus 31 años, la cantante, actriz y bailarina nacida en Cuba representará a nuestro país en una cita en la que parte como una de las favoritas para luchar por el micrófono de cristal, algo que no sucedía desde principios de siglo. Sin embargo, es imposible anticipar lo que vaya a ocurrir la noche eurovisiva, pues todo se puede derrumbar en el último momento y puede haber sorpresas. Lo que sí está claro, es que Chanel estará en la final de Eurovisión, pero no por méritos propios. Y es que, España forma parte de los cinco países que se saltan las semifinales, que se celebran el próximo 10 y 12 de mayo, para estar directamente en la gran final. Junto a España, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia también forman parte de este ‘Big Five’ que no compite en las semifinales debido a que son los que más dinero aportan a la Unión Europea de Radiofusión.

Chanel, una de las actrices de musicales más conocidas en nuestro país, se armará de toda su experiencia sobre los escenarios para llegar a lo más alto el próximo 14 de mayo. Seguro que todo ese conocimiento es de gran ayuda para conquistar al público y al jurado, aunque no siempre es imprescindible. De hecho, algunos artistas con mucha menos experiencia también han encontrado la manera de triunfar en el certamen.

Quizá uno de los casos más impresionantes es el de la cantante belga Sandra Kim, que se proclamó ganadora de Eurovisión con tan solo trece años en 1986, pasando así a la historia como la persona más joven en ganar el festival.

Su precocidad, que tiene un antecedente que no terminó en victoria, fue uno de los puntos de inflexión de Eurovisión, que años más tarde decidió poner un límite de 16 años edad para participar en el concurso. Aquella noche del 3 de mayo de 1986 Europa miraba a Bergen (Noruega), ciudad donde se celebraba Eurovisión y donde una niña nacida en Montegnée se convertía en la auténtica protagonista sobre un escenario inspirado en un iceberg.

Sin embargo, no muchos se acuerdan de que el triunfo de Kim, que interpretó la canción ‘J’aime la vie’, estuvo cerca de no producirse, pues cuando Bélgica inscribió a su artista aseguró en su ficha que tenía quince años. Después de una gran controversia, la pequeña Kim pudo participar y terminó alzándose con el micrófono de cristal.

Sandra Kim no fue la primera ni tampoco la última niña en participar. Unos años atrás, concretamente en 1969, fue Madrid la ciudad en la que acogió el certamen. En el Teatro Real de la capital española se presentó por Mónaco una joven de trece años de edad llamada Jacques Bertolai. Su canción ‘Maman, maman’ terminó en sexta posición en una edición en la que ganaron cuatro países que empataron a puntos: España, Reino Unido, Países Bajos y Francia.

Hoy en día ya no se ven casos de artistas tan prematuros, pues en 1990 se estableció que los intérpretes debían cumplir como mínimo 16 años en el año del festival en curso. Fue en 2003, con la llegada del Festival de Eurovision Junior, se impuso que los 16 años debían estar ya cumplidos antes de la primera de las semifinales del festival en curso. Por ello, el caso de Sandra Kim no podrá ser nunca superado, salvo que decidan cambiar las normas.