El certamen más popular de la televisión está a la vuelta de la esquina y Turín la ciudad que acogerá el 66º Festival de la Canción de Eurovisión. Italia se ha volcado de lleno en la preparación de la gala, ya que después de la victoria de Måneskin en Róterdam (Países Bajos), el certamen ha puesto en el foco mediático al país alpino que tendrá que dar lo mejor de sí para que el certamen sea inolvidable.

Con un amplio despliegue de presentadores conocidos a nivel internacional como Laura Pausini, Alessandro Cattelan y Mika, la televisión italiana apuesta por una gala donde no solo tendrá protagonismo la música, sino también el arte. Una de las apuestas de Eurovisión precisamente recae en la popularidad de los presentadores que tienen la tarea de conducir el festival.

Como cada año, uno de los momentos más señalados es el de la votación. Tras las actuaciones, los presentadores dan la palabra a los países representantes para que notifiquen sus puntos uno a uno. Como es tradición, por una parte se cuenta el voto del jurado y por otra el televoto. Y según las normas actuales, en caso de empate el ganador sería el candidato que haya recibido la máxima puntuación en un número más elevado de países.

Sin embargo, la norma nunca siempre ha sido así. En tiempos pasados era más sencillo que se produjera un empate técnico en las votaciones, y de hecho, esto sucedió en dos ocasiones, en los años 1969 y 1991. En la primera, en la que Eurovisión se celebró en el Teatro Real de Madrid, la presentadora, Laura Valenzuela, vivió un incómodo momento al ser testigo de que los temas 'Vivo cantando' (España), 'Boom Bang-a-Bang' (Reino Unido), 'De troubadour' (Países Bajos) y 'Un jour, un enfant' (Francia) estaban igualados a 18 puntos. Fue el primer empate en Eurovisión, y se dio en un momento en el que no existían reglas para el desempate, ya que las normas se limitaban a señalar que el país que más voto recibiese se alzaría con la victoria, sin mayor detalle sobre posibles casos de igualada.

"Un esperado final en esta canción de Eurovisión en 1969", dijo la presentadora pidiendo ayuda del jurado para que le ayudara a salir de este embrollo. "¿Qué hago con el premio?", se preguntaba Valenzuela sin conocer cuál era el procedimiento a seguir. Finalmente se dieron por ganadores a España, Reino Unido, Países Bajos y Francia aunque ninguno de ellos se sentía como tal. De hecho, los cuatro ganadores rechazaron organizar el certamen el año siguiente, y se tuvo que elegir por sorteo cuál sería el anfitrión.

Décadas más tarde, en 1991, se volvió a repetir la misma historia en el 36ª del festival de Eurovisión. La cita se celebró en Roma, y el resultado dio lugar a otro momento de gran desconcierto entre los espectadores. Suecia y Francia quedaron empatadas con 146 puntos generando un gran revuelo entre los asistentes, pero esta vez no iba a ocurrir como en 1969 cuando no existían normas para el desempate.

En aquella ocasión, en primer lugar se contó las veces que cada canción había recibido los 12 puntos (la máxima puntuación dentro de Eurovisión) para intentar desempatar, algo que no se consiguió porque las dos obtuvieron esta nota en cuatro ocasiones. De este modo, se optó por contar las veces que cada candidatura obtuvo 10 puntos, y aquí Suecia superó a Francia por 5 a 2 y consiguió ser la vencedora del 36ª festival de Eurovisión.

Actualmente el empate es prácticamente imposible por la gran fragmentación del voto, ya que pasan a la final 26 países: 10 de la primera semifinal, 10 de la segunda, además del anfitrión y los miembros del 'Big Five'. Sin embargo, por si ocurriera, hay previsto un mecanismo. Tras el recuento de los dos sistemas para la votación (el televoto y el jurado profesional), cuando persista un empate, se llevará la victoria el representante que haya recibido la máxima puntuación en un mayor número de países.