Una ruptura sentimental, como cualquier otro tipo de duelo, pasa por muchos estados: la negación, la ira, la negociación y la depresión, hasta llegar a la aceptación. Y por todas etapas pasa Lina (Nadia de Santiago) cuando se acaba su relación con Nico (Álvaro Cervantes), los protagonistas de la serie ‘El tiempo que te doy'. Y eso es lo que cuentan los 10 capítulos de 11 minutos de duración, que convierten a esta ficción en la primera de formato corto original de Netflix. La plataforma los estrena este viernes, 29 . 

Asimismo, otro rasgo que la hace diferente es que presenta una original estructura narrativa. Así, en cada capítulo se dedica un minuto menos al pasado, ese tiempo que va entre los momentos más felices de la relación (cuando se conocieron e iniciaron una vida juntos) a cuando las cosas empezaron a no ir bien lo que les lleva a ponerle fin. Y 60 segundos más al presente, en el que ella vive, ya en soledad,. todos esos estados. Hasta que parece que logra superarlo. O no.

Tipos de consumo

La actriz de ‘Las chicas del cable', creadora de la serie --que recibió el encargo por su experiencia en los cortometrajes y se puso manos a la obra con los guionistas Inés Pintor y Pablo Santidrián- valora la corta duración de los capítulos para facilitar su consumo: “Nuestros ritmos de vida lo demandan. Y, luego, si quieres, la puedes ver como una película, porque dura 1 hora 40 minutos, con lo que puedes hacer una maratón”, advierte.

Por su parte, el actor que interpretó a ‘Carlos, rey emperador' se sintió atrapado desde el minuto uno por esa manera de contar la historia. “Me encantó especialmente la promesa de los minutos de presente y de recuerdo que tiene cada capítulo. Ya eso es un enganche para el telespectador, porque quiere saber más”, asegura.

Intimismo y naturalidad

La ficción, una producción de Corte y Confeción para Netflix, llega a tal punto de intimismo que el espectador a veces siente que está observando a la pareja por una grieta de su habitación. Su narrativa se construye a través de diálogos que reflejan perfectamente los sentimientos que tienen hacia el otro, pero también de silencios y miradas que lo dicen todo. “Para nosotros era muy importante el cuerpo, lo que no se dice. Porque la palabra puede ir por un lado, pero muchas veces la verdad la tiene el cuerpo y lo que intentas tapar a veces te lo dice él“, explica la actriz. “Lo hemos trabajado todos en el sentido de que si se quería construir esa relación, esa intimidad, se haría a través de esos pequeños momentos”.

La naturalidad en las interpretaciones, en los diálogos y en la estética (tanto el maquillaje como el vestuario) es otro de los rasgos de la ficción, que evita en todo momento caer en grandilocuencias: “Quería que todo fuera muy directo, crudo, desnudo, honesto, íntimo. No quería artificios”, asevera la actriz. Y lo ha conseguido. Un relato tan real que en él se verán identificados todas las Linas y todos los Nicos que han vivido una experiencia igual en su pasado. 

Decíamos que la ruptura estaba superada o no, porque el fiinal queda abierto. Lo que lleva a no descartar una segunda temporada.