El benjamín del programa televisivo comenta sus fortalezas y sus debilidades. "Mi mérito es que, con poca experiencia, tengo ganas y pasión para conseguir un sueño", sostiene.

-¿Cómo fueron sus primeros pasos en la cocina?

-Empecé con siete u ocho años, todas las semanas hacíamos un bizcocho en casa. Realmente mi padre me metió en la cocina cuando me mandaba rallar los limones. Seguí así hasta que llegó la thermomix a casa. Soy muy fan de la máquina. La verdad es que con doce o trece años pedía a mi madre que en vez de comprarme un scalextric, me comprara una thermomix. Me aficioné y empecé a investigar en internet, que ha sido mi gran maestro.

-¿Cómo valora su paso por "MasterChef"?

-Ha sido algo inolvidable Desde el primer momento sabía que era algo único. Mi paso por MasterChef ha sido divertido porque he sido uno de los concursantes que simbólicamente más podía aportar. Al entrar con 18 años, el público se anima al verte evolucionar y esto es muy importante. Pero mi paso por el programa me ha enriquecido no tan solo culinariamente, sino en la forma de ser. Comprendo mucho mejor algunos de los valores que debe tener un buen cocinero: ser humilde, respetar y saberse respetado.

-¿Qué cualidades debe tener un buen cocinero?

-Hay unas cualidades que se aprenden y otras que son innatas. La técnica y los conocimientos culinarios los puedes ir adquiriendo porque la experiencia es un grado, pero para ser un buen chef también tienes que ser persona, humilde, saber aprender, tener ganas para seguir luchando y fijarte objetivos. Saber escuchar y pensar que no lo sabes todo es el primer paso para ser un buen cocinero.

-¿Se veía como finalista?

-Si le digo la verdad, cuando entré luchaba para no irme el primero porque sabía el nivel que había dentro. Al principio pensaba que era un golpe de suerte. Siempre confiaban en mí pero pensaba que no duraría. La verdad es que hasta la mitad del concurso la fastidiaba constantemente y no gustaba al jurado. Eso me defraudaba. Lo que me ha llevado a la final es aceptar bien las críticas y sacar partido al ver el lado bueno de las quejas del jurado. Ha sido cuestión de sacrificio y de constancia. Siempre me ponía objetivos cortos, cada semana pensaba como si fuera la última. Plantearse objetivos cortos y luchar por ellos me ha llevado a la final. No he tenido la ambición de estar en la final como otros compañeros que desde el programa uno sabían que serían finalistas.

-¿Qué fortalezas tiene Fabián como finalista?

-Según el jurado, mis cualidades son que soy humilde, que sé aprender y escuchar, que he tenido una evolución y uno no es finalista sin evolucionar. He tenido que evolucionar desde cero hasta hacer un menú completo a un nivel aceptable como pasó en el Teatro Real. Allí se dieron cuenta que Fabián tenía otras cualidades más allá de los 18 años. Mi mérito es que con tan poca experiencia (llevo dos o tres años en la cocina) tengo pasión y ganas para conseguir un sueño.

-¿Y sus debilidades?

-La falta de experiencia. Lucho contra dos titanes con una trayectoria impecable. Ellos cuentan con la opinión del jurado y yo no pero admito que, en cuanto a nivel, están por encima de mí. Eso sí, los nervios ya no son una debilidad, llevo tres programas que los controlo.

„Describa a sus rivales

-Eva es una rival muy fuerte, sabe improvisar sobre la marcha, aunque algo falle tiene la originalidad suficiente para dar un giro y hacerlo bien. Es rápida, piensa muy bien y ejecuta todo lo que piensa. Además, todo gusta el jurado. Eso sí, le puede fallar su propia locura, el hecho de que improvise tanto en su plato le lleva a crear nuevos sabores como lentejas con salsa de cerezas. La principal baza de Juan Manuel es su persona. Tiene todas las cualidades personales para ser un buen chef, quizá le falte perfeccionar algunas técnicas.

-¿Quién cree que ganará?

-Estará muy igualado entre los tres. Será el programa con más tensión. Si puntuasen solo trayectoria, ganaría Eva; si contara la evolución, ganaría Juan Manuel y si tuvieran en cuenta el plato que se hace al momento y la situación de la persona que lo ejecuta, es decir, que tengo 18 años, ganaría yo.

-¿De la amistad inicial se ha pasado a la competitividad?

-Con ningún concursante me he llevado mal, pero no es lo mismo ver los 100.000 euros cuando te quedan varias semanas que cuando estás a una semana. [Risas] Pasar de cinco a tres concursantes ha sido el momento de máxima tensión y cuando más separados hemos estado. Al enterarnos de quiénes éramos los tres finalistas, la tensión se acabó. Hay mucha complicidad entre nosotros y, gane quien gane, estaremos igual de contentos porque los tres estamos en el podio.

-¿Qué se lleva de su paso por MasterChef?

-Las experiencias vividas, los compañeros y haber estado en un programa de televisión. No puedo elegir un momento.

-¿Y lo peor? ¿El reloj?

-Lo peor es la presión con la que hemos vivido. He adelgazado seis kilos porque lo interiorizaba todo. He acabado con una vértebra descolocada y con contracturas de la tensión acumulada. También llevaba bastante mal no poder comunicarme con la familia. Hablaba diez minutos a la semana con ellos con una persona de producción escuchando porque no podía contar nada ni ellos me podían comentar cosas del exterior. Vivíamos aislados.

-¿Cómo se maneja la presión?

-A base de experiencia. Cuando llevas 30 pruebas, es tarde, pero te das cuenta de que es un concurso. Cambié de perspectiva.

-¿Se ha sentido humillado por ser el benjamín?

-En las pruebas de equipo era elegido de los últimos. No me ha molestado, entiendo que es un concurso y que para ganar quieran a los mejores en sus equipos. En los siete primeros programas la fastidiaba, es lógico que no me quisieran. No me sentí humillado. En la prueba de Valencia, Cerezo se me rebeló. Había elegido al equipo contrario y no opté por Cerezo porque es indomable. Inteligentemente pensé que era mejor dejarle actuar y ganar la prueba.

-¿Qué planes de futuro tiene?

-Al ser finalista ya tengo un curso en la escuela Le Cordon Bleu. Voy a seguir con los estudios de Publicidad pero también quiero hacer unas prácticas. Tengo claro que mi futuro pasa por la comunicación gastronómica. Me interesa escribir en blogs o revistas porque es lo que me gusta. No tengo tan claro si quiero trabajar en una cocina pero quién sabe si monto una pastelería.