Sobre una mesa se mezcla el azúcar —de la que se reservan tres cucharadas para espolvorear—, las almendras y las avellanas —ambas tostadas y trituradas—, y luego se añade la miel.
Cuando esté todo bien unido, se agrega poco a poco la clara de huevo necesaria para obtener una masa consistente.
Las claras deben añadirse con mucho cuidado para que la pasta no se ablande demasiado.
Una vez conseguida la masa, se moldea con las manos hasta obtener una barra que se espolvorea con azúcar.
Sobre una bandeja lisa se pone un trozo de oblea o una hoja de papel blanco fino y encima se coloca la barra de turrón; después se cubre con otra oblea u hoja de papel; encima se pone un peso y se deja reposar a temperatura ambiente durante seis o siete días.
Transcurrido este tiempo, se retira el peso y el turrón está ya listo para su consumo.
