Las espinacas, lavadas, se cuecen en agua con sal y se escurren, luego se sazonan con pimienta y nuez moscada y, a continuación, se mezclan con un yogur, el ajo picado, una yema de huevo y el queso mozzarella desmenuzado.
Aparte, se prepara una salsa con el yogur restante con el otro huevo batido y la mitad del queso parmesano. En una fuente refractaria se coloca parte de la lasaña, previamente cocida —10 minutos en agua hirviendo con un poco de sal— y escurrida, y sobre ella una capa del preparado de espinacas, luego otra de lasaña y así sucesivamente hasta terminar con una de pasta. Por encima se vierte la salsa que se tenía preparada, y se adorna con unas rodajas de tomate y el resto del queso rallado.
La lasaña se introduce unos 25 minutos en el horno a temperatura media hasta que adquiera un aspecto dorado y se sirve después, muy caliente.