Calificación: *** | Dirección: Clint Eastwood. Guion: Billy Ray, basado en un artículo de Marie Brenner. Fotografía: Yves Belanger. Música: Arturo Sandoval. Intérpretes: Sam Rockwell, KathyBates, Jon Hamm, Olivia Wilde, Paul Walter Hauser, Brandon Stanley, Charles Green, Mike Pniewski, Ian Gómez, Nina Arianda. Duración:131 minutos. Nacionalidad: EE UU.

Desprende ese toque de calidad que define la última etapa del cine de Clint Eastwood y supera, incluso, los resultados de sus más recientes trabajos, fruto de una madurez que se intensifica con el paso de los años. Sin efectos colaterales de ningún tipo y tocando ya los 90 años, el también actor, aunque cada vez con menos presencia delante de la cámara por lógicas exigencias profesionales, ha abordado en esta película el fenómeno de las noticias fake, aquellas que son deliberadamente falsas pero que tratan de venderse como reales por la capacidad de manipulación del periodista.

Y los resultados son más que notables. A partir de un artículo publicado en Vanity Fair, American Nightmare: The Ballad of Richard Jewell escrito por Marie Brenner, el espectador entra en contacto con un joven guardia de seguridad, Richard Jewell, cuya obsesión no es otra que convertirse en policía para seguir ayudando a sus conciudadanos en todas aquellas circunstancias que se presenten.

Richard vive con su madre, que es su único apoyo, y es consciente de que con la celebración en 1996 de los Juegos Olímpicos en Atlanta se le presenta una ocasión única para lograr su meta. Algo que parece estar al alcance de su mano cuando en el Centennial Park, un parque cercano al estadio olímpico, estalla un explosivo que provoca varias víctimas.

Lo peor, con todo, es que a resultas de que salga ileso del atentado, se va extendiendo el rumor provocado de que Richard es el autor del mismo, supuesto que asume un equipo de agentes del FBI que están investigando el caso. Para ellos, Richard es el típico joven empeñado en salir de la mediocridad que cae en la tentación terrorista para acabar con la frustración que le embarga.

No sólo eso, los periodistas que pretenden salir del fondo del pozo en el que les ha colocado su empleo y su fracaso también se suben a este carro de mentiras alimentando lo peor del ser humano. De todo esto, con la ayuda de un abogado honesto, saca un buen partido el cineasta norteamericano, que ha encontrado en la veteranía los resortes idóneos para