Es la ratificación del cine del chileno Sebastián Elio, que ha ido madurando a medida que sus películas demostraban signos crecientes de calidad.

Una circunstancia que se hizo ostensible con su quinto largometraje, Una mujer fantástica, un impecable retrato de un transexual que conquistó en 2017 con toda justicia el Óscar a la mejor cinta enlengua extranjera y que ahora se enriquece con su incorporación, tras la interesante experiencia de Disobedience, al mercado internacional de habla inglesa. Lo más notable y llamativo, con todo, noes eso, sino el hecho de que el director ha efectuado con Gloria Bell un remake de un largometraje suyo, Gloria, que rodó en 2013 y que al ser una producción latinoamericana filmada en castellano apenas tuvo repercusión en las pantallas fuera de su país.

Y poniendo de relieve su cotización ha podido contar en le reparto con nombres de la categoría de Julianne Moore y John Turturro. Aunque el espectador de nuestro país no puede analizar la cinta original, que no tuvo una distribución regular, sí se puede valorar de forma positiva esta nueva versión que se adentra con propiedad y conocimiento profundo del ámbito femenino en la intimidad sexual de una mujer de mediana edad que atraviesa una crisis afectiva desde que se separó de su marido y apenas tiene contacto con sus hijos.

No obstante, su realidad cotidiana experimenta un cambio radical desde el momento que conoce a un tipo, Arnold, que se convierte en objeto de pasión. Las cosas se transforman de tal manera que todo en su entorno estalla y la mujer solitaria y prófuga, entregada todas las noches a ser clienta de barras de bar, encuentra un amor que parecía ajeno a su realidad. Gloria será consciente de lo problemático que es la sexualidad y más en concreto, el amor, que riega de ingredientes insospechados, incluidas las emociones y el desequilibrio, una relación que parece condenada al fracaso por el peso de viejos temores y sinrazones.

La labor medida y más que correcta de Julianne Moore es el estandarte de una película que puede ser discutible en determinados momentos, que están al límite de la credibilidad, pero que contribuyen a que el espectador conecte con plenas garantías en un marco ciertamente delicado, complejo y propenso al caos.