No aprovecha por completo su enorme caudal de posibilidades a la hora de definir la personalidad de un individuo típico de la sociedad actual que atraviesa momentos de crisis y que se siente un fracasado, pero saca un más que estimable partido de un tema que se encauza por la senda de la comedia agridulce sugestiva y con ingredientes a tener muy en cuenta. Una circunstancia que no debe ocultar, asimismo, que se trata solo del tercer largometraje del actor, guionista y realizador Mike White, que debutó detrás de la cámara en 2007 con El año del perro, que no se estrenó en España y que firmó en 2016 la TV movie Mamma Dallas. Este es su mejor trabajo hasta ahora y en él se funden cosas que deberían prosperar a corto plazo.

Con una interpretación correcta de Ben Stiller, que aporta al personaje unas connotaciones muy reales, el guionista y realizador Mike White, que se ha reservado también el papel de un supuesto magnate de Hollywood, elabora un diseño más que preciso de un tipo que saca a relucir sus frustraciones en una encrucijada de su vida.

Brad, en efecto, se siente un hombre fracasado, especialmente cuando repara en lo que es su existencia cotidiana, vinculado a una modesta ONG que no satisface sus aspiraciones, y la de quienes fueron sus compañeros en la universidad, que según su criterio han triunfado y nadan en la abundancia en todos los frentes. Él, por el contrario, ocupa una vivienda vulgar en un entorno urbano, Sacramento, que desprecia. Esta realidad que se ha convertido en pesadilla adquiere enorme sentido cuando ha de acompañar a su hijo Troy, un prodigio en la música clásica, a Boston en un intento de que consiga ser admitido en la prestigiosa Universidad de Harvard.

Para ello es indispensable que cuente con la recomendación de personas del necesario prestigio, momento en el que recurre a sus excompañeros, modelos para él de triunfadores que ocupan un lugar relevante en los mundos del cine, las finanzas, la tecnología y la política. Será entonces cuando la auténtica verdad del estatus de esos amigos aflore con abrupta fuerza.