Sabe administrar las emociones de forma muy consistente, sin caer en fáciles excesos pero sin obviar tampoco momentos que pueden sensibilizar a numerosos espectadores. Lo hace, además, con imágenes bien diseñadas y bellas que escapan de las influencias del puro folletín o del drama lacrimógeno. Algo que no sorprende si se conocen las dos películas precedentes del director, Jean-Pierre Ameris, La vida y Tímidos anónimos, con menos capacidad para impactar pero con virtudes narrativas evidentes.

Con el añadido relevante de que esta cinta está basada en hechos reales, que han investigado el propio director y su coguionista, Philippe Blasband. Ambos, sin el respaldo de ninguna novela, han escarbado en los archivos del Instituto Larnay, en Francia, para contar la historia de una muchacha sordociega ingresada en el mismo, Marie Heurtin, que gracias a la generosidad sin límites de una monja, la hermana Marguerite, superó su nivel de puro salvajismo para acceder a la comunicación y la cultura.

Premiada en el Festival de Locarno, formó parte de la sección oficial de los festivales de Valladolid y de Chicago. Marie, en efecto, era un ser desquiciado en la Francia de finales del XIX, una adolescente de 14 años a la que sus padres, de economía muy modesta, no podían llevar a un centro especializado para sordociegos y a la que las monjas del Instituto Larnay rechazaron en principio porque la madre superiora consideraba que no se podía hacer nada con ella a tenor del estado en el que se encontraba, más propio de un salvaje que de un ser humano. Tanto es así que solo la insistencia y la terquedad de una de las monjas, Marguerite, rompería todas las resistencias para conseguir que fuera admitida.

Lo peor, sin embargo, aún estaba por venir y los primeros meses de experiencia en el intento de educar a Marie fueron un rotundo fracaso, sin la más mínima respuesta a los métodos empleados por la hermana y con reacciones cargadas de violencia y de rechazo. Pero frente a un panorama semejante se creció una monja que no tenía en su repertorio el verbo desistir.