Cuellos rajados. Torsos apuñalados por los que asoman entrañas. Rostros aplastados hasta convertirse en masas de carne picada adornadas con globos oculares. Sangre, semen y vómito goteando, brotando y chorreando de diversos orificios y heridas. Orgías durante las que la genitalia de los participantes parece cambiar de forma. Todas esas imágenes chocantes y muchas otras más se acumulan en el metraje de 'Infinity Pool', la película que muchos han decidido considerar ya como la más obscena y escandalosa de cuantas se estrenarán en 2023; por supuesto, es demasiado pronto todavía para adjudicar ese reconocimiento, pero cualquier otra que pretenda hacerse con él a partir de ahora tiene una rival muy difícil a batir.

Recién presentada en la Berlinale fuera de concurso, 'Infinity Pool' parece confirmar la determinación de Brandon Cronenberg de erigirse en un cineasta aún más extremo que su padre, en su día pionero de esa categoría de cine de género conocida como "terror corporal". En su primer largometraje, ‘Antiviral’ (2012), el hijo de David puso su perturbador imaginario al servicio de una crítica anuestra obsesión por la celebridad, y en ‘Possessor’ (2020) reflexionó sobre la pérdida de autonomía del individuo. Con este nuevo trabajo satiriza el nuevo orden económico mundial, que otorga a los más privilegiados algo parecido a la impunidad total.  

Su protagonista es un escritor mediocre (Alexander Skarsgård) que pasa las vacaciones junto a su esposa hospedado en uno de los lujosos ‘resorts’ de un país tropical no identificado, un lugar subdesarrollado y no precisamente democrático en el que los turistas y los residedentes parecen regirse según normas distintas. Tras provocar un accidente mortal, el tipo se ve envuelto en un sospechoso grupo de hedonistas que persiguen el éxtasis físico y emocional a través de la sexualidad, el sadismo, las drogas alucinógenas y el uso adictivo de una siniestra tecnología autóctona. 

¿Es posible que ‘Infinity Pool’ refleje las ansiedades y la culpa que su director siente como consecuencia del privilegio que el apellido familiar le otorga? No parece ser el caso, considerando lo poco que disimula la influencia artística recibida de papá. Los dos Cronenberg, después de todo, se muestran interesados tanto en la propensión del ser humano a la autodestrucción como en la interacción entre el dolor y el placer o, si se quiere, entre la violencia y el erotismo. Sin embargo, hay diferencias clave entre ambos: si las películas de David mantienen una distancia clínica respecto a sus objetos de estudio, ‘Infinity Pool’ jalea las canalladas de sus personajes a través de continuos golpes de efecto visuales y sonoros; y si el padre suele mostrarse indiferente a su público, aquí el hijo exhibe cierta desesperación por epatar y sacudir al suyo. Lástima que ese afán por provocar, fascinante hasta que se vuelve tedioso y pueril, sea todo cuanto la nueva película tiene que ofrecer.

Arte animado

Especialmente desde el éxito de su primer largometraje, ‘Your Name’ (2016), el nombre de Makoto Shinkai permanece asociado a una fórmula narrativa cuyos ingredientes incluyen un romance improbable y predestinado, una odisea para salvar Japón del desastre y la amenaza constante de un desastre natural; los tres están presentes en el magnífico nuevo trabajo del maestro nipón del ‘anime’, que compite por el Oso de Oro y que, sin duda, debería formar parte del palmarés que se anunciará en un par de días. 

‘Suzume’ narra la aventura que una adolescente huerfana emprende al lado de un joven dedicado a vigilar una serie de portales interdimensionales, y que ha sido misteriosamente convertido en una silla de tres patas por un gato parlanchín; el objetivo de la pareja es impedir que un gusano gigante acceda a nuestro mundo y libere su energía sísmica, que podría acabar con miles de vidas. Si la premisa suena complicada, su desarrollo lo es aún más; y la película no hace grandes esfuerzos por explicar los pormenores de su peripecia argumental, en parte porque eso es lo que dictan los cánones de su género -quejarse de que las películas ‘anime’ son enrevesadas es como quejarse de que el cine musical está lleno de personajes que cantan- y en parte porque, en cualquier caso, el sentido de ese viaje es sobre todo metafórico: ‘Suzume’ es la historia de una muchacha que debe superar la muerte de su madre, y la de todo un país que necesita cerrar la gran herida que le causaron el terremoto y el tsunami de 2011. Pero, sobre todo, ‘Suzume’ es otra confirmación más de la capacidad de su autor para concebir imágenes que deslumbran y apabullan. Esto sí que es cine extremo.