La 'tentación rubia' nunca quiso que hablaran de ella cuando hubiera muerto pero, ni que decir tiene, que no lo consiguió. Si algo se le escapó a Marilyn Monroe fue el control sobre su impacto, el que tuvo en el mundo y sobre sí misma. Por ello, tal vez no creyera que, 55 años después de su muerte, continuaría más viva que nunca a través de su legado.

Actriz y cantante insuperable, símbolo sexual del siglo XX y siempre vinculada a los personajes más poderosos de su tiempo, los inicios de Monroe no fueron precisamente fáciles. Su leyenda nació el 1 de junio 1926 bajo el nombre de Norma Jean Baker, en el seno de una de las muchas familias desestructuradas que proliferaron en Los Ángeles previos a la Gran Depresión.

Con el final de la Segunda Guerra Mundial, la suerte de Norma cambió y, como su nación, resurgiría convertida en algo que la humanidad no había visto jamás. Apenas entrada en la veintena y con una deslumbrante melena rubia platino, Norma se convirtió en Marilyn y el mundo recibió un impacto que transformaría la cultura pop para siempre. Nadie podía saberlo, pero era el comienzo de un mito.

Marilyn fue una auténtica mujer del Renacimiento, para los estándares propios de una época no tan lejana, y como tal fue mucho más que un mito sexual. Como actriz fue capaz de eclipsar a un tal Jack Lemmon en 'Con faldas y a lo loco', por cuyo papel ganó un Globo de Oro a mejor actriz. Como cantante tampoco se quedaba atrás.

Hasta tal punto llegó su influencia que a día de hoy se puede reconocer la 'marca Marilyn' en numerosas formas de arte. Ya sea en cine como en televisión, en fotografía o en música, literatura o publicidad, Marilyn sigue presente.

En el caso del cine, por ejemplo, las referencias son inagotables. Imposible de olvidar las escenas de 'Pulp Fiction' en las que Quentin Tarantino homenajeó a la actriz, cuya imitación ocupa el centro de la pista de baile que John Travolta y Uma Thurman 'quemarían' más adelante en la película. O ese momento en 'Extrañas coincidencias' en el que Naomi Watts interpretó el mítico 'Happy Birthday, Mr. President' que Monroe le dedicó a John Fitzgerald Kennedy, tal y como indican en 'The Wrap'.

Por su parte, las series de televisión tampoco se han quedado atrás a la hora de representar a Marilyn. Para hacerse una idea del calado que Monroe tuvo en sus días, no hay nada mejor que visionar el capítulo de 'Mad Men' en el que las secretarias de Don Draper reaccionan a la noticia de la muerte de la actriz.

O en otras dos producciones emblemáticas de la 'caja tonta', Los Simpsons y Futurama. En esta última, de hecho, existía el personaje de Marilyn Monrobot. Haciendo bueno el dicho de que no se es nadie si no se aparece en, al menos, una de estas dos series de Matt Groening, alguien como Monroe no merecía menos que ocupar un espacio más que prominente en ambas.

Su imagen y estilo se han aprovechado también en innumerables anuncios publicitarios de grandes marcas como McDonald's o Benetton. También en obras de arte contemporáneo de creadores como Andy Warhol o Salvador Dalí. Y, por supuesto, Monroe figura en el centro de una de las portadas de album musical más famosas de todos los tiempos, el Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band de The Beatles.

Fallecimiento

Tras una vida de continuas depresiones el 5 de agosto de 1962 Norma Jean Baker fallecía en su casa de Brentwood (California) por una sobredosis de Nembutal, un potente somnífero de la época, al que la actriz era adicta y que le era suministrado por sus médicos personales. Debido a que las causas del fallecimiento nunca se esclarecieron del todo, las conspiraciones acerca de la muerte de Monroe no han dejado de generarse a lo largo de todos estos años.

En cualquier caso, sus restos descansan en paz en el Cementerio Westwood Village Memorial Parl, en su ciudad natal, Los Ángeles. El lugar se ha convertido en un punto de peregrinaje obligatorio para los seguidores de la 'tentación rubia', cuya influencia, como ha demostrado la historia, no hay lápida que la detenga.