El acto cuenta con la participación de María Jesús Otero Puente (autora y superviviente de la tragedia) y de Eva Belén Carro Carbajal (responsable del Área de Didáctica del MECyL)

Duración total: 1 hora

Salón de Actos

Inscripción gratuita, reserva previa en el teléfono 980 531 708 o en la recepción del MECyL - Plazas limitadas

Público general interesado

María Jesús Otero Puente, El Bramido del Tera. Tragedia en Ribadelago: Testimonios, Ponferrada: Ediciones Hontanar, 2021, 304 páginas.

En este relato coral damos voz a los supervivientes, a cada uno de ellos, hombres, mujeres y niños que lucharon con desigual capacidad y fuerza en la batalla contra el agua helada de un Tera desbocado. Y a quienes no estaban allí, pero se encontraron con el infierno y con la ausencia de sus seres queridos unas horas después.

En todos quedó abierta la herida del desgarro que ha marcado profundamente su vida posterior (Mª Jesús Otero Puente).

El 9 de enero de 1959, la presa de Vega de Tera se rompió el mismo día en que se llenó por primera vez, después de dos años de trabajo intenso para tratar de reforzar aquel muro enfermo. Ribadelago sufrió la embestida de la tromba a las cero horas veinticuatro minutos de aquella noche gélida, y el agua arrastró a ciento cuarenta y cuatro víctimas y dejó un paisaje de destrucción total.

Los supervivientes desolados, aturdidos, inmensamente doloridos por la muerte de tantos seres queridos y la pérdida de todo lo que había sustentado su vida, cruzaron en un viaje sin retorno su particular Laguna Estigia hacia ese caminar incierto que es la supervivencia a tanto dolor.

Sesenta años después, nos cuentan con enorme dignidad su vivencia de aquella noche oscura que rompió su vida querida, nos descubren la inmensa tristeza que encierra su alma por aquel daño irreparado y las causas por las que, tras la tragedia, el trauma lejos de curarse aumentó e impidió remontar el desplome (María Jesús Otero Puente).

María Jesús Otero Puente nació en Ribadelago de Sanabria (Zamora). Hizo estudios de Bachillerato en Salamanca, donde curso también Magisterio. Y en la Universidad Complutense de Madrid se licenció en Filosofía y Letras. Su vocación fue siempre la enseñanza, que ha ejercido sin interrupción en varios institutos. Cuando tenía 10 años ocurrió la tragedia causada por la rotura de la última presa construida, Vega de Tera, que constituyó un trauma difícil de superar y quedó grabado en su memoria para siempre. La necesidad de contar desde dentro el olvido del que han sido víctimas, la dignidad de sus mayores, la pérdida de tantos amigos y vecinos, la importancia de la recuperación y trasmisión de la memoria, le han impulsado a escribir sobre aquella tragedia. Su primer libro sobre la tragedia de Ribadelago, "Tráeme una estrella", se publicó en el año 2017. Ahora, en "El Bramido del Tera", la autora recoge testimonios de los supervivientes e invita a una reflexión sobre la dualidad progreso/vida que tan mal se resuelve a veces, y sobre el altísimo precio que algunos seres pagan por lo que se hace mal.

Cuando alguien me pregunta de dónde soy, le cuento que soy del pueblo que se inundó por la rotura de una presa, del pueblo que sufrió la enorme tragedia en el año 1959, si me dicen que no sabían nada siento la necesidad de gritarlo para que todo el mundo lo sepa.

Me embarga un sentimiento de desconsuelo e indignación. ¿Cómo puede ocurrir una cosa así y no haberse enterado? ¿Cómo puede haber gente que no lo sepa? ¿Cómo puede suceder algo tan trágico por el progreso de todo el país y seguir como si no hubiera ocurrido nada?

Siento frustración, mucha pena y mucha rabia. Tengo necesidad de contar nuestra historia. Mi madre lo pasó muy mal, mi hermana Maxi quedó muy traumatizada y siempre ha tenido ansiedad y desasosiego por todo lo que vivimos aquella noche […]

Yo me fui dando cuenta después de todo lo que habíamos perdido y de la imposibilidad de retornar. Se había roto la vida.

Me alegro mucho de que alguien cuente lo que pasamos, la historia de verdad; soy consciente de lo difícil que es verbalizar lo que aquello supuso para nosotros, pero es preciso hacerlo.

Ahora tengo necesidad de ir al pueblo, de recorrer sus calles y nuestros lugares de la infancia, o lo que quedó de ellos, de hablar con los amigos y vecinos, pero en agosto no..., hay un poco de caos, de abandono, el Lago está muy lleno y maltratado. ¡Con lo que nosotros cuidábamos todo: el agua, las tierras, los montes...!

(Juan F., tenía 9 años).

Todas las actividades culturales presenciales se desarrollarán en el salón de actos, con un aforo máximo limitado de personas. Se respetarán las medidas indicadas por las autoridades sanitarias (mascarilla obligatoria, gel hidroalcohólico, distancia de seguridad, ventilación de espacios) y se llevará un control previo de aforos con inscripción previa (nombre y teléfono de contacto), que podrá realizarse en el número de teléfono 980 531 708 o en la recepción del MECyL.