Insólita pero auténtica y con imágenes que expresan la realidad de unos osados vaqueros, los montadores de toros y caballos en los famosos rodeos de Estados Unidos, esta película se inmiscuye con precisión y con unos notorios soportes sentimentales en el mundo de unos jinetes que afrontan momentos que pueden llegar a ser trágicos. Son muchos los profesionales de este espectáculo que han sufrido caídas que han acarreado lesiones de tal gravedad que les han dejado impedidos y con secuelas insuperables.

a directora china Chloe Zhao, afincada en EE UU, se sintió especialmente motivada por este deporte de riesgo, hasta tal punto que ha escrito y dirigido una cinta que saca a la luz historias reales del mismo. Su labor ha sido tan interesante que conquistó el premio a la mejor película en la sección La Quincena de los realizadores del Festival de Cannes y el Pilar Miró en la Seminci de Valladolid.

La labor de Zhao ha cuidado con sumo celo la fidelidad de los personajes hasta el extremo de que se inspiró en una familia, los Blackburn, para elevar los niveles de realismo. El que más propiedad alcanza es Brady, un jinete todavía joven que a prendió todo lo que sabe del tema de sus padres y que echa de menos a su difunta madre.

Ahora está pasando los más difíciles instantes de su vida, fruto de una tremenda caída del caballo que le ha dejado heridas importantes que le obligan a llevar una placa de metal en la cabeza. Todos le han leído la cartilla para que no vuelva a intervenir en un rodeo, pero la sensación de inutilidad que siente le lleva a pensar que su adiós no es definitivo. La incursión de la cámara en las esferas privadas de la familia Blackburn permite, asimismo, conocer detalles de otros miembros del clan, sobre todo de Tim, el padre y, por lo que entraña, de la hija pequeña, Lily, una joven con mucha autoridad que sufre el síndrome de Asperger.

Con estos materiales se ha consolidado una cinta que representa el segundo film de la cineasta, tras Songs my brothers taught me (2015), un trabajo a tener en cuenta que, pese a algún defecto puntual, debe abrir paso a una interesante trayectoria.