Un proyecto ambicioso en todos los ámbitos, sobre todo en el terreno dramático y en el cinematográfico, en tanto adaptación de la inmortal obra de Federico García Lorca Bodas de sangre, resuelto con enorme dignidad y con un esmerado sentido dela estética. Es cierto que puede abusar en ocasiones de determinados recursos, especialmente de la cámara al ralentí, que se hacen ostensibles en la parte final y en concreto en el duelo del novio con Leonardo, pero aun así no se empaña demasiado la belleza formal que se hace patente en casi toda la proyección.

Teniendo presente, por otra parte, que 'La novia' es solo el segundo largometraje de la directora aragonesa Paula Ortiz, que debutó en 2010 con la interesante De tu ventana a la mía, no puede pedirse mucho más. El salto cualitativo experimentado es considerable y coloca a la cineasta en un poco nutrido grupo de firmes esperanzas de nuestro cine. Decidida a hacer un versión que estuviese a la altura de las circunstancias y consciente de que muchos aficionados todavía recuerdan el musical que Carlos Saura dirigió en 1981 con Antonio Gades y Cristina Hoyos, Paula Ortiz ha examinado con enorme celo los aspectos clave de su película para que su apuesta sea, por encima de todo, original y personal. En este sentido hay que recalcar la exquisita ambientación, con un uso muy llamativo de los increíbles paisajes de la Capadocia turca, que intentan dar protagonismo a un escenario natural de desierto blanco y de tierras yermas.

Junto a eso, un vestuario muy simple pero efectivo con una paleta de blancos y negros y una banda sonora espléndida que incluye numerosas canciones tradicionales interpretadas por los propios actores, con una excelente Inma Cuesta (nominada al Goya a mejor actrizque saca un gran partido de Latarara, y una música compuesta por el japonés Shigeru Umebayashi. Sin marginar a un reparto que sale airoso de su difícil reto, encabezado por la citada Inma Cuesta, Álex García y Asier Etxeandía. Con la emotiva dedicatoria a Carlos Álvarez Novoa, el padre de la novia, que murió unos meses después de acabado el rodaje. Con semejantes ingredientes se ha consolidado una cinta que, por supuesto, supone una profunda reflexión sobre el amor y la muerte