Imparable. Así va la serie Vis a vis, así va la acción, así van sus actores, y así sube su audiencia cada semana, como un cohete, imparable. Cuando veo a Maggie Civantos, la protagonista de la serie de Antena 3, para mí un auténtico descubrimiento, me sigue recordando a Claire Danes como Carrie Mathison en Homeland, rubia, como ida, ese tipo de personas suaves de apariencia pero que son auténticas bombas de relojería que se pueden activar en un momento.

De hecho, la transformación de Macarena dentro de la cárcel ha empezado ya, y sí, tiene un lado salvaje y oscuro que dará mucho juego a su personaje. El jueves pasado ascendió un poquito más en su escalada, y se enfrentó con un orgullo sin fisuras al fútbol -España contra Costa Rica, en Telecinco-. Dice mucho de un producto. En concreto de una ficción. Sobre todo si es española. No es de ahora mi defensa del nuevo rumbo que algunas series firmadas en nuestro país han iniciado, y para bien, para muy bien. Vis a vis es una de ellas.

Al fin Globomedia, la mamá de la criatura, se quita el talco familiar de su clásico pasado - Médico de familia, Policías, o Los Serrano - y se tira al barro incierto de un guión poco complaciente. Sus personajes, además del de la asombrosa Maggie Civantos, están trazados con un pulso narrativo sin fisuras. Odioso, inquietante, e interpretado con magistral nervio, el de Najwa Nimri, el fresco y atormentado de Alba Flores, el frío y dañino de Inma Cuevas, en fin, un plantel de excelentes actrices y actores al servicio de una trama cuya estética, puesta en escena, y producción responden a un nuevo tiempo. Lo bueno de todo esto es que una vez que se da el paso adelante, volver atrás es más difícil.