El fenómeno de las teleseries norteamericanas se ha expandido de una forma tan espectacular en los últimos quince años que se ha convertido en una de las opciones favoritas y más apetecibles para centrar el ocio de muchos aficionados al cine en estos momentos. El incremento en cuanto a calidad de la mayoría de estas producciones tiene su explicación en que los mejores directores, guionistas o técnicos se han pasado a este género, conscientes de que es el que ahora da más dinero.

Pero es que la forma en que han calado entre los televidentes ha dado lugar a todo un fenómeno sociológico. Ahora mismo son estas realizaciones, que productoras como HBO o AMC miman con cuidado extremo, y que tienen gran popularidad en todo el mundo, el refugio de los cinéfilos que opinan que el cine actual es adocenado y previsible, mientras que aquí nos encontramos con un fenómeno que conjuga calidad y éxito.

Es significativo, en este punto, comprobar que un proyecto tan comprometido con lo mejor el séptimo arte, como el aula de Cine de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, haya incluido un ciclo este cuatrimestre centrado sólo en estas realizaciones y que lleva el explícito titulo de Las series de televisión: el nuevo cine. Y no es para menos. Aquellos que estaban acostumbrados a las teleseries clásicas norteamericanas, que repetían dos o tres clichés con personajes estereotipados, se han visto sorprendidos ahora con producciones de tramas muy jugosas, personajes complejos que evolucionan al son de cada temporada y una exhibición de las mejores técnicas cinematográficas.

De Doctor Alaska a Mad Men

Hasta entonces los amantes de las series tenían excepciones de calidad como Doctor en Alaska o Twin Peaks pero a partir de este auge, las excepciones de calidad se han convertido en regla y hoy en día se puede hablar de series de altísimo nivel como Los Soprano, Lost, The Wire, Juego de Tronos, Mad Men o Breaking Bad, que tienen el respaldo de la crítica especializada con una capacidad única de recrear ambientes, personajes o tramas con una facturación, estética y complejidad digna de la mejor realización de Hollywood.

Lo cierto es que el ocio audiovisual ha dado un giro de 180 grados y ahora es habitual que un grupo de amigos queden en la casa de uno de ellos para ver una serie, incluso hay quien ve de un tirón temporadas enteras, dedicando tardes e incluso noches a ello. Además, internet permite descargarse una cantidad casi infinita y disponer de ellas las 24 horas. Por este motivo, ya es más que habitual encontrar cómo hay legiones de fans que han visto todas las temporadas de esta o aquella serie antes incluso que la emitan en televisión.

La fecha del inicio de este nuevo enfoque audiovisual podría situarse en la fecha del 10 de enero 1999 cuando se emite el primer capítulo de Los Soprano en EEUU.

Durante estos catorce años, el fenómeno se ha extendido de forma exponencial, por lo que sólo nombraremos las más reputadas. Precisamente, Los Soprano se puede vanagloriar de ser la primera en brindar un gran nivel artístico a la televisión media y allanar el camino para el éxito de muchas series de ficción que siguieron..

Pero si hay una serie que represente la quintaesencia de este nuevo formato es The Wire. La serie fue ideada, escrita y producida por el periodista y escritor David Simon, que se basó en su experiencia en la sección de sucesos del Baltimore Sun. Se estrenó el 2 de junio de 2002 y finalizó su emisión el 9 de marzo de 2008, periodo en el que se emitieron sesenta capítulos en cinco temporadas. Lost (Perdidos) también fue una de las primeras en mostrar el verdadero rostro de este fenómeno audiovisual que se avecinaba. Breaking Bad ha sido uno de los productos que más gratamente han sorprendido a todos los aficionados ya que conectaba de forma parcial con Los Soprano.

Perteneciente al género de drama de época, y creada y producida por Matthew Weiner, Mad Men se estrenó el 19 de julio de 2007, en AMC. La serie, cuya séptima y última temporada se ha anunciado este año, ha sido uno de los casos más notables de aclamación popular, pero también ha recibido muy buenas críticas, sobre todo por su autenticidad histórica, estilo visual, diseño de vestuario, actuación, guión y dirección.

The Walking Dead

En otro orden de cosas, y basada en la fenomenal serie de cómics homónima creada por el guionista Robert Kirkman y el ilustrador Tony Moore, The Walking Dead cuenta la historia de las secuelas de un apocalipsis zombi, siguiendo a un pequeño grupo de supervivientes que viajan a través de estados Unidos en busca de un nuevo hogar. Tras tres exitosas temporadas, y con un desarrollo algo irregular según sus seguidores, la productora ha anunciado una cuarta en octubre de 2013 con 16 episodios.

Una curiosa producción es Treme, de los mismos creadores de The Wire y con numerosos elementos en común con esta, sólo que centrándose, en vez de en los acontecimientos de una ciudad grande en un vecindario de Nueva Orleans. La serie empezó a ser desarrollada por la HBO en 2008, poco tiempo después de que finalizara The Wire. También basada en una serie israelí, Homeland está protagonizada por Carrie Mathison, una agente de la agencia Central de Inteligencia que ha llegado a creer que un marine estadounidense, que fue hecho prisionero de guerra por al-Qaeda, se convirtió en el enemigo y ahora representa un riesgo significativo para la seguridad nacional.

Para finalizar este escueto resumen, si hay una serie que ahora mismo goza del aplauso del público y la crítica en todo el mundo, con tres temporadas y 30 episodios, es Juego de tronos, una serie de fantasía medieval basada en la serie de novelas Canción de hielo y fuego del escritor George R. R. Martin y centrada en las violentas luchas dinásticas entre varias familias nobles por el control del trono de Hierro del continente de poniente.