La emoción de un año más que complicado, de muchos compromisos anulados por obligación, del trabajo que las circunstancias han impedido sacar adelante. La emoción por quienes ya no están debido a una enfermedad que nadie entiende, pero también la emoción de los que siguen y quieren recuperar cuanto antes las reuniones, los talleres, el baile. La Agrupación Belenista La Morana celebró ayer su tradicional pregón de Navidad. Una cita cargada de sentimiento que encarnaron dos pregoneras que se han ganado a pulso el derecho a serlo. Dos socias que han dedicado este año 2020 a velar por la vida de los demás. Teresita-Loreto Álvarez y Cristina Iglesias: dos médicas que saben mejor que nadie lo que significa enfrentarse al coronavirus de tú a tú.

Un instante de la actuación del grupo salmantino. | Nico Rodríguez

El Teatro Principal de Zamora fue el escenario escogido para la cita navideña de La Morana. Su presidente, Francisco Iglesias Escudero, fue el encargado de introducir un acto marcado por las restricciones sanitarias. No resultó fácil hacer balance de un año que ha dejado a los miembros de la asociación “perplejos y atónitos”, como así reconoció ante los asistentes presenciales y quienes lo hicieron por la retransmisión telemática a través de LA OPINIÓN. Pero hubo tiempo también para reconocer cómo se han sacado fuerzas de flaqueza. “Si algunos de nuestros proyectos se han cancelado, otros los hemos conseguido sacar adelante aún con mayor complejidad”, expresó Iglesias.

En efecto, ha sido un éxito de La Morana conseguir que los zamoranos puedan disfrutar durante estas Navidades de una de las colecciones belenistas más importantes del mundo, como es la de Basanta Martín, que está expuesta en el Teatro Ramos Carrión. “Igualmente, mantenemos exposiciones belenistas en Zamora y Salamanca, con especial mención a Misterivm Natalis, que se puede visitar de manera virtual a través de la página web de LA OPINIÓN”, destacó el presidente de la asociación.

Teresita-Loreto Álvarez pronuncia su discurso. | Nico Rodríguez

Tras la intervención de Francisco Iglesias, el testigo lo recogió Teresita-Loreto Álvarez, miembro de La Morana y médica intensivista. La pregonera hizo un recorrido por el adviento y su significado cargado de esperanza para recordar a los zamoranos que una enfermedad como el coronavirus iguala a todos. “La pandemia nos ha recordado que somos frágiles y vulnerables, nos ha obligado a ser cuidadosos y probablemente sea el momento de nuestra existencia que nos cambiará tanto que no volveremos a ser los mismos”, relató visiblemente emocionada. “Los pacientes ingresan en la UCI con esperanza de mejora, pero con la incertidumbre de no saber lo que va a ocurrir; y cuando ya no queda lugar para la esperanza, tenemos que saber dar el consuelo necesario”, apostilló.

Cristina Iglesias Escudero durante la lectura del pregón. | Nico Rodríguez

Cristina Iglesias Escudero tomó el relevo para recordar cómo la actividad telemática de La Morana había supuesto una vía de escape a su trabajo como médico de familia en Cáceres durante esta pandemia. “Un médico jamás espera que un virus se expanda por el mundo con tanta rapidez”, expuso la socia. “Y, aunque al principio daba mucho miedo, lo peor de todo siempre ha sido la incertidumbre y ver cómo nuestros mayores se iban”, comentó ante el público presencial y online. Antes de eso, Cristina Iglesias quiso hacer un repaso desde su niñez, en el seno de una familia belenista, hasta la adolescencia y la etapa adulta que siempre ha tenido un denominador común: el baile.

Aquí puedes volver a ver y escuchar el pregón:

El colofón a este pregón corrió a cargo del grupo Mayalde, que puso un toque más de tradición a una cita, la de este 2020, de la que hay mucho que aprender.