Zamora no es Laponia, pero también hace frío y cada vez hay menos gente. Quizás, por eso, a Papá Noel le gusta tanto venir. Lo ha hecho los últimos años cada 23 de diciembre y en este 2018 no iba a ser menos. Su único objetivo ha sido siempre el de llenar de ilusión a los más pequeños en las vísperas de una cita tan importante como es la Nochebuena. Y vaya que si lo hizo ayer, una vez más. Con un despliegue a la altura de la celebridad, la Cabalgaza que los Ganaderos de Zamora sacaron a la calle consiguió dejar las aceras de la capital llenas de bocas abiertas. Un cuento en tres actos con princesas y príncipes, bailarines, gimnastas, muñecos de nieve y los inquebrantables bricks de leche sirvieron para que Papá Noel hiciera su entrada triunfal en la ciudad.

El espectáculo de la Cabalgaza arrancó con dos de los más icónicos elementos de la Navidad, como son el hielo y la nieve. De esta manera, hizo su aparición por las calles de Zamora la Reina de las Nieves, mejor conocida como Elsa, acompañada por la infatigable mascota de Leche Gaza, "Gazi". La carroza, de auténtico cuento, recorrió la capital escoltada por los soldaditos de plomo y las bailarinas que propiciaron momentos mágicos a lo largo de su periplo entre la Plaza de Toros y la Plaza Mayor.

El segundo acto de este cuento de Navidad estuvo protagonizado por los clásicos, aunque uno de ellos brilló por encima del resto. Fue Peter Pan en su carroza, junto a Campanilla y una gran estrella desde la que se ve el País de Nunca Jamás. Para entonces, las niñas y niños de Zamora ya habían recibido alguna que otra piruleta de los diferentes príncipes

y princesas que acompañaron a la comitiva en su periplo por la ciudad del Duero.

Sin embargo, lo mejor siempre está por llegar y en esta ocasión era la última de las carrozas la que traía el mejor de los regalos: a Papá Noel. Niños y mayores disfrutaron de su presencia a bordo de un espectacular trineo lanzado por sus renos, con el famosísimo Rudolph a la cabeza. A sus laterales, los inseparables ayudantes que no dejaron de agasajar a los zamoranos con piruletas y globos de color azul y blanco.

La animación fue constante durante toda la Cabalgaza, porque de ello se encargaron las 350 personas que participaron en el evento entre organización, bailarines, gimnastas y actores. Los acróbatas hicieron de las suyas, los patinadores se adueñaron del asfalto y la música hizo que el desfile se convirtiera en una auténtica fiesta para toda la familia. Pero, sin duda, la sola presencia de Papá Noel hizo que la jornada se convirtiera en inolvidable para todos los niños de Zamora. Algunos, incluso, pudieron conversar con él a la finalización del recorrido y el deseo para todos fue el mismo: "Si habéis sido buenos, hoy habrá recompensa".