Con la llegada del Model 3Model 3, llegó para TeslaTesla también la rentabilidad. Esta berlina de precio más asequible, dentro del segmento premium, supuso su explosión de ventas. El Model Y, un SUV derivado inmediatamente del mismo, es el as bajo la manga de Elon Musk, un ataque al segmento más demandado del mercado y su apuesta para seguir ganándole terreno en Europa a marcas como Volkswagen. De hecho, es el coche con el que la marca inicia su actividad en su nueva planta de Berlín.

La propuesta con el Model Y es muy similar a la vista antes con el Model 3. De hecho, su diseño es calcado, aunque el todocamino es más alto. Mide 4,75 metros de largo, rozando el segmento de los SUV grandes, y su estética es limpia, minimalista y muy fluida, marca de la casa. Es muy reconocible. Su trabajo aerodinámico le permite maximizar su autonomía y superar, sobre el papel, los 507 kilómetros.

El interior es muy amplio y espacioso, con un diseño muy particular. Es el más minimalista del mercado con únicamente una pantalla horizontal de grandes dimensiones sobre la que se controla todo el coche. La habitabilidad trasera permite alojar sin problemas a tres adultos altos y su maletero ofrece 854 litros de capacidad, más otros 117 litros del maletero delantero. La sensación general es de calidad, no en vano cuesta 64.000 euros. Sin embargo, se echan en falta materiales más agradables al tacto, ya que pese a no abundar el plástico duro, tampoco llega a la altura de firmas rivales. También se podrían haber rematado mejor elementos como los comandos en el volante.

La experiencia a bordo puede abrumar, al necesitar la pantalla para todo. De hecho, durante el tiempo que lo probamos no encontramos cómo mover los retrovisores laterales. Sin embargo, al ir haciéndose con su interfaz encontramos un vehículo con muchísimas posibilidades, sobre todo en el plano tecnológico, con acceso a Netflix y a videojuegos para cuando se esté cargando, Spotify para disponer de toda la música y hasta de un espectáculo de luces para divertir al personal cuando nos bajamos del coche.

Más cómodo que deportivo

En marcha el Model Y sorprende por lo mismo que su ‘hermano’ Model 3. Es un coche potente, 351 CV en la unidad probada, con el par instantáneo listo para derribar prejuicios. La aceleración, superada la patada inicial, es lineal y satisfactoria. La suspensión en este caso es bastante blanda, lo que sumada a su elevado peso, lo convierte en un coche con mucho aplomo y muy cómodo, aunque que sufre un poco encadenando curvas. Es en este aspecto en lo que más difiere frente al Model 3, más adecuado para divertirse en carretera.

La autonomía se quedó en la prueba, por orografía montañosa, en alrededor de los 380 kilómetros, con un consumo que rondó los 19 kWh cada 100 kilómetros. Queda patente que el Autopilot sigue mejorando, trabajando con soltura en cualquier carretera, aunque se puede pulir en aspectos como la lectura de señales, reduciendo a veces a velocidades muy por debajo de la marcada. En resumen, el Tesla Model Y se puede valorar como coche o producto tecnológico. Como lo segundo es algo sin igual en el mercado. Como lo primero, es un vehículo adecuado para familias que busquen un coche eficiente, seguro y muy cómodo sin esperar deportividad a cambio.