La portada del número 65 de la revista corporativa de Citroën Citroënde 1981 mostró por primera vez las formas inéditas de la última gran creación del Centro de Diseño de la firma francesa: el concept car Citroën Xenia. Este modelo, a medio camino entre una berlina y un break, extremadamente aerodinámico y con una superficie acristalada muy extensa en comparación a la chapa de la carrocería, anticipaba el futuro de la marca proponiendo una línea innovadora que no hubiera desentonado en un salón del automóvil del año 2000.

Gracias a sus dimensiones de 4,20 metros de longitud y 1,75 metros de anchura, el Citroën Xenia contaba con dos grandes puertas en ala de gaviota que permitían el acceso al habitáculo de cuatro pasajeros/as. En el interior del vehículo, llamaban mucho la atención los asientos individuales de gran confort. Otra gran característica de este prototipo era la electrónica de a bordo que equipaba, como los sensores de radiación solar que regulaban la climatización, puesto que en aquella época dejaba sin palabras a los visitantes de los salones del automóvil y actualmente, 40 años más tarde, nos parecen irrenunciables en cualquier vehículo moderno.

Además, el Citroën Xenia contaba con un ordenador de a bordo que calculaba los consumos, la autonomía restante, la velocidad media y que, además, ayudaba al conductor/a con la cartografía en una época en la que los pocos satélites GPS que se habían lanzado se reservaban a usos exclusivamente militares. Posteriormente, el ordenador de a bordo del Xenia se montó en modelos como el CX o el BXBX.

Por otro lado, el salpicadero del Xenia, diseñado por Michel Harmand, mostraba la tecnología más avanzada de principios de la década de 1980, que permitía accionar todas las funciones sin apartar las manos del volante. Asimismo, el cambio automático ZF era muy suave en su funcionamiento y permitía al conductor/a emplear la palanca solo al emprender la marcha, en maniobras y a la llegada.

Sin duda, el Xenia fue un prototipo que mostró al mundo, hace 40 años, la gran capacidad de innovación del Centro de Diseño de Citroën, así como lo que era capaz de hacer con la tecnología si se daba rienda suelta a la creatividad para reinventar el automóvil.