Subir o bajar el volumen, hacer o rechazar una llamada, conectar algunas ayudas a la conducción o consultar el ordenador del vehículo son algunas de las funciones que podemos hacer desde el volante, un aro que nos acompaña desde hace 120 años.

Para los que piensen que el volante siempre ha estado ahí, recordarles que el primer coche del mundo, patentado por Carl Benz en 1886, al igual que el "automóvil con ruedas de acero", diseñado por Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach en 1889, carecían de él.

Entonces una simple palanca o manivela de dirección era la forma más fácil de manejarlos, ya que en ese momento los conductores de carruajes estaban acostumbrados a tirar de la rienda derecha o izquierda para dirigir a los caballos. No eran los únicos que pensaban así, otro fabricante como Peugeot, también lo aplicaba.

Entonces, ¿quien fue el fundador del volante? Para la marca alemana y la francesa este honor corresponde al ingeniero galo Alfred Vacheron. Lo diseñó para la primera carrera automovilística del mundo, que en julio de 1894 unió las ciudades francesas de París con Rouen.

En su Panhard 4CV, impulsado por un motor Daimler, sustituyó la palanca de la dirección por un volante para tener una dirección más precisa.

Corrió contra más de 100 vehículos de vapor, petróleo, gasolina, eléctrico, aire comprimido y pedales. Entre ellos los Peugeot de dos velocidades y cuatro cilindros, que parecían simones (carruajes) motorizados y que iban equipados con un manillar.

A pesar de la innovación tecnológica de Vacheron, no pudo ganar la carrera y el primer puesto lo compartieron Panhar y Levassor y los hijos de los hermanos Peugeot.

Sin embargo, el volante había llegado para quedarse. En 1900, Daimler-Motoren-Gesellschaft equipó su coche de carreras Phoenix con uno con la columna de la dirección inclinada para facilitar su funcionamiento, aunque cualquier movimiento requería de un gran esfuerzo.

Para que no fuera tan costoso, en los Mercedes Simplex de 1902 había palancas adicionales para regular las funciones esenciales del motor, como la sincronización del encendido y la mezcla de aire/combustible. Un año antes, en 1901, el Peugeot Type 36 incorporó un volante y algo que también fue llamativo para la época: un capó para el motor.

Este aro se convertía así en parte de la arquitectura del vehículo. Junto a él se colocó desde el principio una bocina de bombilla, para comunicarse con otros coches y los peatones, a la que siguió el botón del claxon en el cubo del volante.

En 1920 debutó el aro para bocina en los radios del volante -que se empleó hasta la década de 1970, a partir de la cual se hizo más refinado- y en 1949 asumió la función de activar las señales de giro, que fueron comunes hasta los 50 y que consistían en unos brazos indicadores de unos 20 centímetros que se desplegaban fuera de la carrocería para indicar el sentido del giro (se reemplazaron por los intermitentes).

En 1951, Mercedes-Benz introdujo en la columna de dirección una palanca de cambios, en 1955 la ráfaga con la luz de largo alcance, en 1959 acabó con el "efecto lanza" (en los choques frontales la columna de dirección era empujada hacia el conductor), en 1963 permitía accionar los limpiaparabrisas y la función de lavado, y en 1971 introdujo, en el 350 SL Roadster, el volante de seguridad con cuatro radios con el que desapareció el aro de la bocina y sus botones pasaron al centro.

Los cambios no pararon: 1981 fue el año en el que acogió en su interior un airbag, 1998 en el que se convirtió en multifunción para que el conductor se centrase en la carretera y controlase funciones importantes solo con el pulgar y 2016 en el que recibió controles táctiles (basta un barrido con los dedos, como en los móviles).

La generalización del airbag del conductor en los 90 llevó a Peugeot a evolucionar los materiales empleados para revestir el volante (espumas, granulados y pespuntes) o incluir logotipos (GTI) para sus versiones más deportivas.

En 2012 lanzó la primera generación del puesto de conducción Peugeot i-Cockpit formado por un volante de tamaño reducido que permite situar el cuadro de mandos en una posición más elevada lo que facilita acceder a la información más relevante del vehículo. En 2016 evolucionó el i-Cockpit con un aro más pequeño y en 2019 introdujo gráficos en 3D.

Respecto al futuro del volante, hay que destacar que, con la conducción autónoma, la mayoría de las marcas lo está sustituyendo en sus prototipos por palancas o manivelas tipo joystick como en los videojuegos. Parece que todo vuelve a su ser.