Opinión

¿Terminamos o comenzamos curso?

Creemos que empieza a ser urgente la toma de decisiones administrativas valientes, que rompan los errores arrastrados

Varios alumnos en un aula durante el primer examen de la primera jornada de selectividad

Varios alumnos en un aula durante el primer examen de la primera jornada de selectividad / Jorge Gil - Europa Press

Federación de AMPAS de Centros Públicos no universitarios de Zamora

Un año más llegó junio y con él la sensación de cierre y de resumen de lo vivido. Las familias están por y para sus hijos/as, pero también lo hacen a su ritmo, con su estructura de tiempo. Así que, casi sin quererlo, se vienen recuerdos de todo el curso escolar. Recuerdos para guardar y recuerdos que saben a desesperanza.

Durante todos estos meses, hemos ido escuchando y viviendo con ellos situaciones en las que tenían menos horas de clase, pero seguían en el centro con actividades lúdicas, de entretenimiento o "pasa tiempo libre", sin un objetivo educativo. Esto, muchas veces, en el mismo patio si a la AMPA no se le había concedido el uso de aulas. Algo similar fue ocurriendo con el comedor. Eran muchos y había que comer rápido y salir de nuevo al patio y en ocasiones ¡con hambre! ¿Por no querer la comida? No. Simplemente las raciones a veces eran justas, poco apetecibles y contadas.

Primer día de clase en Zamora el curso pasado.

Primer día de clase en Zamora el curso pasado. / Emilio Fraile (foto de archivo)

Madres y padres han buscado foros y órganos de denuncia, porque los comedores escolares, cada vez más, no son garantía de una buena alimentación. Las familias han reclamado, han llevado las quejas a la administración provincial y regional; pero parece que lo urgente no debe dejar paso a lo importante, porque no se ve ningún cambio. Estos dos espacios temporales deben ser EDUCATIVOS, porque forman parte del día a día del menor en su colegio, ayudándole a crecer en todos los sentidos. No se trata de un tiempo asistencial; pero, por el modo de gestionarlo, esta idea no debe estar muy clara.

Una prioridad

Si la educación es la prioridad, no menos debe ser la seguridad. Una no existe sin la otra. Ante esto qué podemos decir frente a recuerdos de rutas de transporte escolar sin acompañamiento, donde a veces, comportamientos de menores comprometen la seguridad del resto, con recorridos infinitos, con cambios de paradas o autobuses que cumplen con la norma, pero que no por ello ofrecen la mejor seguridad para los menores. Qué garantía de seguridad tenemos si las familias continúan denunciando patios donde la sombra está debajo del único banco o árbol que existe, donde el cemento prima sobre lo verde y donde los desconchones obligan a poner vallas de "no pasar". Pero la solución sigue siendo la misma: esa pelota que va y viene de una administración a otra, porque cada una dice que no es su responsabilidad.

Y así pasan los meses. Meses donde lo que más pesa en cada madre o en cada padre cuando se llega a final de curso es ese binomio de deberes y exámenes… un día y otro también. ¿Pero no estábamos en un trabajo competencial basado en la evaluación continua? Ah, que la aplicación de la ley depende de cada profesor... Familias que no entienden nada y alumnado que lo entiende menos. El currículo sigue estando cargado de datos, pero ahora añadimos proyectos, trabajos, etc. ¿Eso es trabajar por competencias? No lo tenemos claro. Lo que sí comprobamos es que nuestros hijos/as tienen un "libro de instrucciones" con cada docente. No porque cada "maestrillo tiene su librillo", sino porque el modo de evaluar es totalmente distinto. Y si esta circunstancia la situamos en 2º de Bachillerato ya nos ponemos a temblar, añadiéndole además la poca priorización y atención a la salud mental de nuestros adolescentes que viven esta etapa como una carrera contra todos por sacar la mejor nota y poder optar a la carrera que desean, y olvidando el objetivo principal: crear conocimiento, disfrutar aprendiendo.

El respiro familiar ahora que ya se ha pasado la PAU es máximo, igual que la tensión vivida durante todos estos meses donde las pautas iban cambiando una vez empezado el curso. No es posible que toda esta incoherencia percibida sea solo debida a la ignorancia sobre educación de las familias o a la edad de nuestros hijos/as. Parece claro que algo se está haciendo mal.

La cara positiva

¿Concluimos, entonces, que todo es una ruina? ¡Por supuesto que no! También terminamos con recuerdos de docentes que se desviven por su alumnado, de equipos directivos que luchan por un centro educativo acogedor y seguro, AMPAS que se organizan para acudir a consejos escolares, organizar extraescolares y actividades, ponen su esfuerzo altruistamente para los demás, sin tiempo ni recursos para apoyar en todo lo posible, pequeños que salen felices de sus colegios y adolescentes que se asombran en una u otra clase. Al fin y al cabo, la comunidad educativa somos todos los que formamos parte del entramado de la educación y si todos estamos juntos y en armonía, asumiendo cada uno nuestra parte, la educación pública y, por ende, nuestros menores saldrán beneficiados. Pero algo debe cambiar. Algo debe hacerse de un modo diferente para que cada año no repitamos, una y otra vez, los mismos recuerdos.

¿Terminamos o empezamos el curso? Lo recordado ahora ¿es diferente a lo que ya se tuvo y denunció el año pasado? Parece que no. Desde el punto al que llegamos, volvemos a comenzar de nuevo en el curso siguiente.

El papel de las administraciones

Creemos que empieza a ser urgente la toma de decisiones administrativas valientes, que rompan los errores arrastrados y que contribuyan a que lo que no funciona desaparezca. Dejemos la inercia como motor de ejecución. Dejemos de lamentarnos sin hacer nada y dejemos de tomar decisiones político-educativas desde la perspectiva únicamente presupuestaria y de facilidad de ejecución. Hagamos entre todos que el próximo curso escolar esté cargado de novedades que ilusionan y que nos confirman el avance.

Una profesora da clases a alumnos de Primaria en un colegio público de Córdoba.

Una profesora da clases a alumnos de Primaria en un colegio público. / EUROPA PRESS

Desde la Federación de AMPAS de Centros Públicos de Zamora, deseamos que el próximo curso escolar 2025-2026 venga acompañado de un compromiso renovado y real por parte de todas las administraciones e instituciones implicadas en el ámbito educativo.

A lo largo del tiempo, las familias hemos sostenido, con esfuerzo y dedicación, una colaboración constante con los centros públicos. Ahora, más que nunca, creemos que es necesario que nuestras demandas sean escuchadas y atendidas, porque en el centro de todo está aquello que más importa: los niños, las niñas y los jóvenes de nuestra provincia.

Defendemos el derecho de todos los niños y niñas a una educación pública de calidad. No pedimos privilegios, pedimos que se cumplan los derechos de nuestros hijos e hijas, el "interés superior del menor" es un principio fundamental en derecho que prioriza el bienestar y los derechos de los niños en cualquier decisión que afecte su vida. Este principio obliga a que en todas las medidas que se tomen, ya sean públicas o privadas, se considere primordialmente el interés del menor por encima de cualquier otro interés legítimo.

No pedimos milagros, pedimos compromiso.

Agradecimiento

No obstante, además de las reivindicaciones anteriormente expuestas, queremos destacar y agradecer a nuestros/as representantes de Educación, tanto del Ayuntamiento como de la Junta de Castilla y León, su buena disposición, la facilidad en la comunicación y el hecho de que siempre mantengan las "puertas abiertas" a esta federación y por ende a todas las familias.

Porque cuando se invierte en educación, se construye futuro.

Con la esperanza puesta en un curso mejor.

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