Entrevista | Antonio Márquez Maestro en Educación Especial

“Las nuevas tecnologías ayudan a reducir barreras entre alumnos”

“El modelo de escuela inclusiva llega por la propia necesidad del profesorado de ir dando más respuestas, fundamentalmente, a los derechos de los niños”

Antonio Márquez, maestro en Educación Especial y ponente del curso del CFIE en nuevas metodologías. | Cedida

Antonio Márquez, maestro en Educación Especial y ponente del curso del CFIE en nuevas metodologías. | Cedida / B. Blanco García

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

“Metodologías inclusivas de todos y para todos” es el curso que en estos días está impartiendo el maestro especialista Antonio Márquez a profesores de Zamora en las instalaciones del CFIE.

–¿A quién va dirigida esta formación?

–Fundamentalmente, a docentes de todos los perfiles, porque las propuestas inclusivas se pueden desarrollar en cualquier etapa educativa, no se encasilla en ningún nivel en concreto.

–¿Es importante empezar con este tipo de metodologías a edades tempranas?

–Cuanto antes se empiece, mejor, en el sentido de que se está viendo en el día a día la falta de respuestas o propuestas metodológicas que busquen la participación, sobre todo de los alumnos que tienen mayores dificultades y problemas a la hora de aprender o, incluso, cuenten con alguna discapacidad. Cuanto más tarde se aborde, más difícil será que estos alumnos puedan seguir el proceso de aprendizaje. Pero, aunque lleguen tarde, siempre serán bienvenidas esas metodologías. Lo importante es que incorpore esta serie de medidas a su mochila de aprendizaje y, de alguna manera, aprendan a derribar las barreras que van a ir encontrándose en el camino.

–¿Qué características tiene el alumno que necesita de estas metodologías inclusivas?

–Siempre que se habla de medidas tradicionales de atención a la diversidad pensamos en un alumno con dificultad de aprendizaje, discapacidad o incluso, por el contrario, con altas capacidades. Pero la novedad de la metodología inclusiva es que se centra en el dogma de que todos los alumnos son diversos y diferentes, tengan o no tengan dificultades para aprender. En algún momento, todos encontramos barreras para el aprendizaje, así que la propuesta es minimizar al máximo posible esos obstáculos que se nos presentan a todos. Ahí radica el cambio y por eso afecta a docentes de todas las etapas educativas, porque, realmente, siempre que estemos facilitándoles el aprendizaje tenemos que atender a la diversidad. Y diversos son todos.

–¿Estas metodologías son más necesarias que antes o es que el profesorado tiene una nueva conciencia?

–Puede ser un compendio de ambas cosas. No creo que cada vez los alumnos vengan con mayores dificultades, sino que realmente cada vez tenemos una enseñanza más compleja, en el momento en que entran las nuevas tecnologías, la globalidad o la multiculturalidad. Son muchos factores los que hacen que el profesorado tenga la sensación de que el alumnado es cada vez más diverso. Pero también creo que el modelo de escuela inclusiva llega por la propia necesidad del profesorado por ir dando más respuestas, fundamentalmente, a los derechos de los niños.

Antonio Márquez

Antonio Márquez / Cedida

–¿En qué sentido?

–Los modelos más tradicionales han estado intentando dar respuestas diferenciadas a alumnos diferenciados, pero, en este caso, la idea es que todos los alumnos están en igualdad de condiciones dentro de lo posible y la escuela tiene que hacer su papel compensador para que todos reciban esa enseñanza y aprendizaje adecuados a sus potencialidades y capacidades, dentro de un mismo grupo. Se está tomando conciencia de todo esto, pero hay que dar un salto más. Ya somos conscientes de que esto es así, pero ahora tendremos que ver cómo queremos hacerlo. Y en ese cómo entra el objeto de este curso.

–¿Cuáles son esas herramientas de las que se puede valer el profesor para el objetivo de la inclusión?

–Hay muchas, siempre partiendo de las propuestas que se hacen en el diseño universal para el aprendizaje, que busca que todo el alumnado pueda participar, minimizando las barreras. Ahí están el aprendizaje cooperativo, la enseñanza multinivel, las estaciones de aprendizaje, la propia tecnología o el desarrollo y trabajo explícito de la competencia de aprender a aprender, una de la grandes olvidadas en la escuela. En el curso también vemos estrategias organizativas, como la docencia compartida, que favorece esta mayor respuesta a la participación dentro de un mismo grupo. Trataremos de enseñar por dónde pueden ir avanzado los docentes para llegar a la inclusión.

La colaboración de los propios compañeros, de los iguales, es fundamental para que una persona sienta que pertenece a un grupo

–¿Y qué papel juegan las nuevas tecnologías?

–Las nuevas tecnologías son fundamentales. De hecho, el diseño mundial para el aprendizaje surge de ahí, de darse cuenta de que cuando se usaban las nuevas tecnologías para las personas con discapacidad, el resto de los alumnos podía beneficiarse. Ahora mismo estamos en una oportunidad única en la que la tecnología es capaz de eliminar o reducir muchas barreras que se encuentran los alumnos y las alumnas. El problema es que, como docentes, tenemos que conocer esas herramientas, ver sus utilidades y las posibilidades que nos pueden brindar en el aula. Por otro lado, también es muy importante aprender a enseñar a los alumnos a utilizarlas, para que les saquen el máximo rendimiento posible.

–La misión del profesor está clara, pero ¿qué pueden aportar los propios compañeros?

–Tienen un papel destacado en muchos aspectos. Primero, en el sentido de valores. La colaboración de los propios compañeros, de los iguales, es fundamental para que una persona se sienta perteneciente a un grupo y esto hay que trabajarlo a través de competencias emocionales y sociales de los alumnos, para que esa colaboración sea efectiva y vayamos avanzando a un modelo más colaborador, en detrimento del competitivo, que quizá haya tenido demasiado protagonismo en nuestras escuelas, compensando a los que suelen salir exitosos en detrimento de los que no. La búsqueda de la colaboración entre todos, el abandono de la competitividad y de las etiquetas va a favorecer a una inclusión más positiva para que todos crezcan. Se aprende unos de otros a través del trabajo cooperativo y dinámicas y cohesión de grupos que fortalecen muchísimo la participación de todos.

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