No hay mejor manera de asentar los conocimientos que apoyándose en experiencias diferentes, donde se compruebe todo lo que se ha aprendido y se vea en directo lo que se ha leído en el libro de texto. Esto es lo que experimentaron los alumnos de 1º de la ESO del IES María de Molina gracias a la iniciativa de su profesor de Biología, Roberto Crespo, quien invitó a un cetrero para que los estudiantes vieran con sus propios ojos cómo son un azor y un híbrido de cernícalo y halcón, después de haberlo estudiado en clase.
“Se trata de una actividad que se incluye en el temario de Biología de 1º de la ESO, en el tema donde se tratan las aves, en el apartado de los vertebrados”, detalla el profesor, que es la primera vez que desarrolla esta actividad con esta clase, aunque es una iniciativa que ha desarrollado antes en otros centros donde ha impartido la materia “y siempre triunfa”, reconoce.
Dos ejemplares de rapaces
Para llevar a cabo la actividad, se contó con el cetrero Sergio García Vila, quien se acercó al centro con estos dos ejemplares de rapaces. La jornada comenzó en el salón de actos del IES María de Molina, donde se les impartió una pequeña charla para refrescar todo lo aprendido en las clases de Biología sobre las aves.
Tras la conferencia, profesor, cetrero y alumnos salieron al patio del instituto para hacer una exhibición en el exterior y ver cómo se comportan estos animales en sus vuelos y siguiendo las instrucciones que se les dan.
Los alumnos del IES María de Molina no fueron los únicos que pudieron disfrutar de esta experiencia, puesto que el centro invitó a compañeros de 6º de Primaria que estudian en el colegio de Nuestra Señora de la Candelaria, desde donde se acercaron para también ver ellos a estas aves de cerca.
Una gran experiencia
En total, se juntaron en el instituto cerca de un centenar de estudiantes “encantados” con esta actividad. Además, el amplio aforo de la convocatoria no fue impedimento para que la iniciativa fuera todo un éxito, pues las aves se comportaron en todo momento y dejaron que los niños y jóvenes se acercaran e incluso pudieran tocar su plumaje sin ningún riesgo.
“Todos se han divertido mucho al estar cerca de los animales, poder tocarlos y verlos en pleno vuelo”, asegura el profesor. Ahora serán los alumnos quienes trasladarán su experiencia en forma de redacciones, que se publicarán en el próximo número de la revista del instituto.
