Recuperar las zonas de juego con las propuestas realizadas por los pequeños usuarios. Ese es el espíritu del proyecto “Soñando parques”, puesto en marcha por la concejalía de Participación Ciudadana y con el arquitecto Alberto Alonso encargado de guiar a los niños en esta tarea de rediseñar los parques infantiles. En esta ocasión serán el del Tránsito de Los Bloques, el de la calle Amor de Dios de Pinilla, el de las Viñas en su tramo entre Cardenal Cisneros y Federico Cantero Villamil y el parque de La Encomienda en San José Obrero, con “paisajistas” de los colegios Nuestra Señora del Rocío, Sagrado Corazón de Jesús y Santísima Trinidad —los tres pertenecientes al Amor de Dios—, Riomanzanas, Juan XXIII, Miguel de Cervantes, La Hispanidad, Trilema y La Viña.
Los alumnos que desarrollarán los proyectos cursan 6º de Primaria. “Estos niños y niñas están en una edad en la que ya analizan las cosas y piensan en los demás, tienen una visión más global de lo que les ocurre a ellos y a los que tienen alrededor”, valora Alberto Alonso, quien por su amplia experiencia trabajando con menores subraya que lo mejor de la participación infantil es su generosidad. “No solo piden elementos para poder jugar ellos, sino que también se acuerdan de los niños más pequeños y hasta de abuelos y padres, para su comodidad”, asegura.
Elementos que siempre proponen
Arena para la zona de los párvulos, la necesidad de árboles para disponer de sombra, accesibilidad, bancos para que se siente su familia, papeleras o un lugar para que puedan estar los perros son algunas de las propuestas que nunca faltan en sus proyectos para mejorar los parques de la ciudad.
Y es que para ellos, estas zonas de juego en la actualidad no tienen las mejores condiciones. “Consideran que los parques, ahora mismo, no son aptos ni para su disfrute, que es lo que ellos buscan, ni para el uso en general. Los juegos están anticuados, no están separados por edades... son cosas que ellos valoran”, afirma Alonso.
La imaginación vuela alto
A pesar de esta conciencia social, no dejan de ser niños y la imaginación todavía vuela alto, así que para evitar que pidan sin límites, en cada taller se les acotan unas características generales. “Una vez que entran dentro de esa cordura, se dejan llevar por la ilusión, pero son muy racionales”, admite el arquitecto.
Solo son dos horas de taller, pero Alberto Alonso aprovecha cada minuto para salir del centro escolar con una propuesta muy clara de los alumnos. “En un plano plasmamos sus ideas, tanto con las zonas de juego, su distribución o el nombre del parque, elegido por votación”, detalla. Además del nombre, los pequeños diseñadores eligen desde el color del caucho hasta los juegos que van a instalarse.
Para cada uno de los cuatro parques hay presupuestada una cuantía por parte del Ayuntamiento de 50.000 euros, “por lo que se podrán hacer cosas importantes”, apunta Alonso. Además, las obras comenzarán en tan solo unos meses, así que los niños podrán ver el resultado antes de fin de curso.