Siempre me ha encantado viajar y lo he llevado a cabo cuando he podido hacerlo, dentro de mis posibilidades. Por este motivo, cuando me dijeron en clase que podría optar a una beca Erasmus se me iluminaron los ojos y quise intentar acceder a ella sin pensarlo mucho. ¡Erasmus sería una oportunidad única! No me equivoqué.

El trámite de todos los documentos requeridos es un rollo y un camino largo, pero merece la pena hacerlo si la recompensa es “¡estás dentro del programa Erasmus!”. De entre todos los destinos y opciones, me decanté por Oporto, un gran desconocido para mí que me dio muchas gratas sorpresas.

Me embarqué en esta aventura el 1 de octubre con mi compañera Alba, con la que compartí piso y toda esta experiencia. Ambas estudiamos segundo curso del ciclo formativo de Gráfica Publicitaria en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora. Llegamos a Oporto para realizar las prácticas durante tres meses en una empresa de publicidad. Nuestra experiencia Erasmus se desarrolló en un periodo complicado, la pandemia por el COVID. Creo que, en mayor o menor medida, es una sensación generalizada que esta pandemia está poniendo nuestra vida patas arriba, quitándonos el privilegio de vivir momentos y aprovechar oportunidades importantes para nosotros. ¿A quién no le hubiera gustado conocer Oporto y sus alrededores sin pandemia, sin miedo a que un virus nos confine en casa por tres semanas, nos haga enfermar y con el miedo en el cuerpo de haber contagiado a alguien más? Pero esto es lo que nos tocó vivir y he de decir que tuve mucha suerte, porque pude llevar a cabo todos los planes que me había propuesto.

La zamorana, delante del puente Luis I, de la ciudad lusa. | Cedida

Nuestra primera impresión al llegar a la empresa fue de satisfacción. Era lo que esperábamos en cuanto a instalaciones y a personal. A pesar de los nervios del primer día, tuvimos muy buena acogida. Era una empresa bastante grande, en un edificio nuevo dividido en oficinas, con dos salas de juntas, una zona chill out, cocina, aseo, sala de trabajo en equipo…, aunque no pudimos compartir muchos momentos con el equipo al completo porque la mayoría trabajaba desde casa.

A mi llegada, la situación del COVID en Oporto estaba bastante mejor que en España y es por eso que en octubre pude vivir casi con toda normalidad y llevar a cabo mis planes de hacer turismo y viajar. En los últimos tiempos la situación empeoró y nos encontramos inmersas en muchas más restricciones, así que tuvimos que teletrabajar. Poco a poco, nos fuimos integrando en la empresa y formando parte de su equipo. Llegamos a Oporto con muchas ganas e ilusión y, en líneas generales, fue una experiencia increíble. Personalmente, creo que las dos nos llevamos a casa un bonito recuerdo y muchas cosas positivas de todo esto.

Yo tenía la idea preconcebida de que Portugal, por su cercanía a España, tenía muchas similitudes con nuestro país —no sé si es un pensamiento generalizado o es una percepción personal— y sí, es cierto que las hay, pero también muchísimas diferencias. La verdad es que es otro país, con otras costumbres cotidianas diferentes y con otro idioma que inicialmente puede parecer fácil, pero es bastante complejo y ni si entiende ni se aprende tan fácilmente.

Oporto es una ciudad preciosa, seguro que es la frase más repetida de todo aquel que lo haya visitado. Es una ciudad muy completa, a mi parecer, porque tiene de todo: rutas turísticas, ocio y centros comerciales. Si te apetece moverte, está muy bien comunicado a través del bus urbano o el metro y si te apetece salir a conocer los pueblos y ciudades de su alrededor, puedes utilizar el tren cercanías o el autobús.

Yolanda García (detrás) con su compañera Alba de Erasmus en Oporto. Cedida

El principio aquí fue bastante caótico, como todos los principios en ciudades de grandes dimensiones, donde dependes de un medio de transporte para casi todo. Nos encontramos con demasiadas líneas de autobús y demasiadas paradas. Si a eso añades todas las líneas de metro viniendo de una ciudad como Zamora… ¡una locura! Pero terminamos moviéndonos como pez en el agua. Por otra parte, realicé muchas de esas paradas obligatorias que debería hacer aquel que quiera visitar Oporto, como la de ver un atardecer en frente del puente Luis I con música en directo de fondo, la de subir a la Torre de los Clérigos para ver las vistas de Oporto en 360 grados, la de subirse en barco donde te enseñan los cinco puentes que hay en Oporto, que comunican el norte y sur de la ciudad, sus alrededores y la desembocadura del Duero. También hice parada unas cuantas veces en uno de sus famosos bares del centro a tomarme unas cervecitas Super Bock por 0,50€ cada una, sin contar todas las veces que cené fuera de casa, con buen ambiente, comida rica y barata. ¿Qué más se puede pedir?

También pude viajar fuera y conocer Coimbra, la “Salamanca portuguesa”, con su fantástico casco antiguo, digno de admirar. También visité Aveiro, la “Venecia portuguesa” con esas góndolas de colores y esas casitas de pescadores que parecen de juguete.

Es cierto que no es el mejor momento para participar en el programa Erasmus, porque no vives la experiencia al 100%, pero, por el contrario, esta circunstancia excepcional hace que cada momento lo valores más y disfrutes todo con más ganas, con más intensidad. Lo importante es que se mantenga la ilusión y no perder de vista que lo que estás viviendo puede no repetirse jamás.

En definitiva, creo que a pesar de las dificultades para mí fue una experiencia única, muy enriquecedora y también muy especial. Esto es algo que me llevaré para siempre y que el día de mañana podré contar miles de veces, animando a todo aquel que esté pensando en hacerlo, porque si yo, al igual que un montón de compañeros, estamos de Erasmus en plena pandemia mundial y estamos saliendo de esta con buen sabor de boca, ni qué decir tiene la pasada de experiencia que supondrá cuando todo esto haya pasado y volvamos a ser los mismos que éramos, ¿no? Porque volveremos a ser los mismos y ese día habrá que celebrarlo a lo grande, con una Super Bock, por ejemplo, o varias…, ¿quién se apunta?