El experto Pablo Labajos regresó este mes al CFIE de Zamora —de manera virtual— para impartir un nuevo curso con la naturaleza como protagonista. Bajo el título “Interpretación ambiental para docentes: una técnica para despertar el interés por el medio ambiente”, el ponente explicó a los asistentes cómo aprovechar las herramientas utilizadas para la conservación de la naturaleza en el aula. “Las características de la interpretación ambiental son que se basan en una comunicación muy efectiva, con mensajes que llegan. La palabra interpretación nos habla de traducir, de utilizar un lenguaje que nosotros entendemos para trasladarlo a otro que los alumnos también comprendan”, indica.

Freeman Tilden, el padre de la interpretación ambiental, se convirtió en protagonista durante las primeras jornadas del curso. Este filósofo, escritor y periodista estudió la comunicación de los espacios naturales “y se dio cuenta de que donde los visitantes más disfrutaban y era compatible con la conservación era donde los guardaparques hablaban más y mejor, así que estudió las técnicas que llevaban a cabo y enunció seis principios de la interpretación, que ahora se pueden aplicar al aula”, resume Labajos.

Entre ellos, está el enunciado de que si un mensaje interpretativo no se refiere a algo que se halle en la personalidad o experiencia del receptor, la comunicación será estéril. En este sentido, el experto trasladó a los profesores la necesidad de realizar explicaciones y comparaciones a los alumnos con aspectos que conozcan o que les afecten directamente. “Si queremos que vengan a clase caminando, no les podemos decir que cada kilómetro en coche que hagan emite 300 gramos de CO2, será mejor compararlo con treinta garrafas de agua, que de eso sí se pueden hacer una idea”, ejemplifica.

Pablo Labajos, durante el curso impartido en el CFIE de Zamora Cedida

Otro de los principios de Tilden versa sobre lo que la comunicación debe provocar. “El aprendizaje insta a las cabezas a pensar, provocamos pensamientos. Si a los alumnos les damos la definición mascada, puede entrar, pero es muy probable que no se asiente”, explica el ponente, quien también apuesta por mensajes que, a priori, sorprendan a los alumnos. “Por ejemplo, si queremos hablar en clase sobre la polinización, podemos empezar diciendo que sin las abejas no pueden comer fruta”.

El curso continuó con el desarrollo de las técnicas de interpretación, también muy útiles a la hora de trasladarlas al ámbito educativo. Ahí se encuentra la de lo tangible o intangible —por ejemplo, acercarse al árbol del que se está hablando en clase, para verlo directamente— o la técnica TORA —siglas de Temática, Organizada, Relevante y Amena—, que recoge el tema o la idea principal que se quiere trasladar, la disposición en un esquema para asentar los conocimientos, ya que la mente funciona de manera reconstructiva, y lograr que contribuya en algo a la experiencia del estudiante.

“Estas ideas son interesantes trasladarlas al aula, porque funcionan en otros lugares”, valora Labajos, quien, tras toda la parte teórica, finalizó el curso en el CFIE de Zamora ayudando a los participantes a que elaboraran un itinerario propio a través de carteles, guías o actividades para desarrollar luego con los alumnos. “Así conectamos a nuestra audiencia con el medio ambiente de manera emocional e intelectual”, finaliza.