Una niña lleva su material escolar en una caja. | Emilio Fraile

Realizan un trabajo de total dedicación con grupos reducidos de alumnos y kilómetros de distancia. Son los maestros de las aulas de los centros rurales agrupados (CRA) repartidos por toda la provincia.

Uno de tantos ejemplos se encuentra en el CRA de Tierra del Pan, uno de los más cercanos a la capital. Con la cabecera en Monfarracinos —que cuenta con un edificio de seis clases, gimnasio y comedor—, este centro tiene aulas en Andavías, La Hiniesta, Montamarta, Moreruela de los Infanzones, Roales y Valcabado. “Antes también teníamos aulas en Cubillos y San Cebrián de Castro”, recuerda la directora del CRA, Conchi Mezquita Caballero, quien explica que cuando una escuela de un pueblo tiene que cerrar, los alumnos se trasladan normalmente al colegio de la cabecera. “En este caso, pueden estudiar con más niños y además contamos con servicio de comedor y transporte gratuitos”, valora.

Con una experiencia de más de cinco años en el cargo, la directora reconoce que lo más complicado es la organización de los horarios en las siete localidades. “Siempre se ha dicho que un CRA es un colegio con los pasillos muy largos, las carreteras que separan los pueblos. Y lo que hay que intentar es que todos dispongan de los mismos servicios”, asegura.

Esto también implica que haya muchos más profesores que en un colegio con contara con el mismo número de alumnos que los repartidos por esa demarcación comarcal. En este centro tienen cerca de una treintena de docentes, entre tutores, maestros en Educación Física, Inglés, Música o Religión, además de los especialistas en pedagogía terapéutica y audición y lenguaje. Son todos estos los que tienen que itinerar entre aulas. “Lo suelen hacer en la hora del recreo, mientras los tutores se quedan cuidando el patio”, señala.

Pero las dificultades quedan en segundo plano cuando se detallan las ventajas que suponen para los niños el poder estudiar en un aula del CRA, comenzando por que pueden mantenerse en su localidad y con sus vecinos como compañeros. “El muy positivo que haya tan pocos alumnos en el aula, porque eso facilita que los maestros puedan tener un trato mucho más cercano con cada uno de los alumnos y, sobre todo, más individualizado”, destaca Conchi Mezquita. Eso deriva en que a cada uno de los estudiantes, vaya más avanzado o le cueste más asimilar los conceptos, se les pueda respetar mejor sus propios ritmos de aprendizaje.

“Todos se benefician de esta situación”, subraya la directora del CRA de Tierra del Pan, con especial incidencia entre los niños más pequeños que tienen que compartir el aula con niveles más altos. “En ese caso, los alumnos que conviven en el día a día con los mayores se quedan con conceptos y contenidos avanzados para su edad”, argumenta la directora. De esta manera, los estudiantes “más espabilados” se enriquecen de esa relación tan estrecha. “Lo complicado es para el maestro que está en el aula, que tiene que adaptar y programar las asignaturas para niveles diferentes, porque, por ejemplo, en una clase puede haber solo diez niños, pero que se encuentren en cinco cursos distintos”, apunta.

El COVID-19 tampoco ha sido ajeno a estas pequeñas aulas. “Los padres, y también los profesores, estábamos bastante preocupados a principios de curso por saber cómo iban a avanzar las cosas, pero hemos incrementado las medidas de higiene y de seguridad, tomando cada día la temperatura o insistiendo en el lavado de manos y los niños en seguida se han hecho a la nueva normativa y ahora lo viven con total normalidad”, agradece la directora, quien reconoce que vivir en pequeñas localidades también es un buen escudo contra la pandemia.

“En el aula hay pocos alumnos y además podemos estar al aire libre en muchas ocasiones”, explica la directora sobre la posibilidad de enseñar en pleno campo, defensora de la enseñanza presencial frente a la virtual, siempre que se pueda. “El trato personal es mucho más rico y también la convivencia entre los alumnos, aporta mucho más que las pantallas con las que estuvieron desde marzo”, finaliza.