Fue en el ya lejano 1986, pero la fecha del 14 de julio se le ha quedado grabada a Antonio y le ha condicionado toda su vida. Él era un guardia civil salmantino de apenas veinte años cuando estudiaba en la Escuela de Tráfico en Madrid y se convertía en uno de los 60 heridos que provocó el Comando España de ETA -compuesto, entre otros, por asesinos tan conocidos como Antonio Troitiño o Iñaki de Juana Chaos- por el atentado perpetrado en la plaza República Dominicana de la capital. Peor fortuna tuvieron sus doce compañeros fallecidos, pero este guardia civil ha estado toda su vida arrastrando el trauma por ese atentado, hasta su salida definitiva del cuerpo debido a un trastorno de estrés postraumático crónico en 2016.

En pleno proceso de recuperación, parte de su terapia consiste en contar su historia en público. Y esa oportunidad se la da el programa "Testimonio directo de las víctimas del terrorismo en centros docentes", puesto en marcha en el curso 2017-2018 desde la Consejería de la Presidencia, con la colaboración de la Consejería de Educación y el Ministerio de Interior. Desde entonces, 31 centros docentes de la comunidad y 1.700 alumnos han escuchado los desgarradores relatos de sus protagonistas.

La historia de Antonio llegó este mes al salón de actos del IES Maestro Haedo y aunque habrá relatado esos sucesos decenas de veces, su voz se volvía a quebrar recordando la excursión en el convoy con sus compañeros para ir al campo de tiro a hacer prácticas, el semáforo en rojo que les obligó a parar y el estruendo de una explosión de la que no fue consciente hasta que vio todo su cuerpo lleno de cristales, la camisa ensangrentada y la pérdida de visión en su ojo derecho. "Salí de allí medio zombi y a los trescientos metros caí desplomado", describió ante un público que guardaba silencio.

Recuperado totalmente de las secuelas físicas, las mentales fueron las más profundas en este agente, que hasta 2013 no se puso en manos de un especialista. Dos años después, apareció a quien él califica como "ángel", una psicóloga "que me supo guiar y hacer que pudiera diferenciar entre sentimiento, emoción y pensamiento. Yo tenía vergüenza, me sentía culpable, me veía vulnerable y acumulaba mucha ira", describe. Sensaciones de las que poco a poco va huyendo. "Por fin veo una salida al final de túnel", asegura con este relato, que los alumnos del IES Maestro Haedo agradecieron con un fuerte aplauso que se alargó varios minutos.

Considerada una experiencia altamente enriquecedora, la actividad se ha ofrecido este curso a todas las provincias de Castilla y León, con la participación de 46 centros. El proyecto se enmarca dentro del currículo básico de ESO y Bachillerato -en las asignaturas de Geografía e Historia- y tiene como finalidad contribuir al desarrollo de la competencia global y ciudadana en una sociedad democrática y a la prevención de radicalismos violentos a través del conocimiento del terrorismo en España y sus consecuencias.