Crear un espacio de expresión relacionado con sus inquietudes, deseos y miedos, canalizando esas emociones y pensamientos de manera creativa para lograr darles forma. El claro objetivo es transformarlo en arte a través de un proceso de "ficcionalización", es decir, partiendo de experiencias personales para crear obras de ficción a través de un proceso que incorpora elementos externos y casuales. De esta manera se resume el proyecto "Patio de Recreo", una iniciativa educativa para estudiantes de 1º y 2º de Bachillerato.

Sus promotores son Cándido de Castro y Eleonore Bisson, que han desarrollado esta octava edición de los talleres en tres institutos de la capital -María de Molina, Río Duero y Poeta Claudio Rodríguez- durante este primer trimestre del curso.

Subvencionado por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Zamora, la actividad se centra en talleres de teatro y escritura creativa, acciones muy bien acogidas por los centros "porque la mayoría las conocen de cursos anteriores", agradece Cándido de Castro, quien destaca la importancia de las primeras semanas, esa toma de contacto con los participantes, que buscan su sitio a nivel individual y grupal. De hecho, para los monitores es una etapa "fundamental", porque deben estar a la escucha de cada uno de los miembros del grupo "para que se sientan a gusto y seguros a nivel emocional y así poder iniciar un trabajo donde se tendrán que involucrar, a veces incluso de una manera íntima y profunda", asegura De Castro.

Además, es el momento para ver hacia dónde se puede enfocar el trabajo con cada grupo a nivel personal -"porque algunos son más tímidos y otros más extrovertidos", distingue-, y grupal, "con sus puntos de interés común y sus energías", detalla.

De ahí sale una propuesta "personalizada" para cada grupo, sabiendo qué aspectos concretos se pueden trabajar con ellos. "Escuchamos lo que puede haber detrás de lo que nos cuentan o hacen. Es como leer entre líneas", compara el promotor del proyecto.

Los grupos que se han confeccionado en este trimestre van desde diez hasta 21 participantes. "La proporción de chicas es superior a la de los chicos, como a menudo pasa en los talleres de teatro y escritura", reconoce. "Este año podemos decir que el ambiente es muy bueno, se apoyan entre ellos, se ríen mucho y tienen ganas de hacer cosas", valora.

Crear una buena dinámica de grupo, favorecer que se sientan a gusto para expresarse, empezar a proporcionarles herramientas que favorezcan su expresión corporal y verbal, estimular la imaginación e iniciar perspectivas de elaboración de formas teatrales que se pueden presentar en diversos marcos durante el resto del curso son los objetivos que se han logrado en estas semanas.