La concesión del sello ambiental Centro Educativo Sostenible por parte de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, en colaboración con la de Educación, ha dado un empujón al interés de los colegios por poner en sus agendas la necesidad no solo de transmitir a los alumnos la importancia de cuidar el medio ambiente, sino también de lograr unos centros educativos más sostenibles. El curso "¿Cómo ambientalizar mi centro? Herramientas para integrar la gestión y la educación ambiental", celebrado en las instalaciones del CFIE de la capital, ha suscitado el interés de numerosos profesores, a quienes Pablo Labajos ha transmitido herramientas para ese objetivo a lo largo de tres sesiones.

"Se analizaron las necesidades de formación con las memorias que se recibieron de aquellos centros que habían obtenido el sello ambiental y se comprobó que los docentes demandaban abordar la ambientalización integral del currículo y del centro", resume el formador. Y es que la gestión ambiental es un aspecto que también exige este programa de la Junta.

El agua, la energía, los residuos y las emisiones son los cuatro pilares sobre los que perfiló una parte de este curso con el objetivo de ofrecerles "una metodología para que ellos mismos puedan identificar esos impactos ambientales en el entorno y priorizarlos, ver cuáles son los más significativos y ver sus oportunidades de mejora", explica Labajos, quien apunta que el aspecto estructural del centro puede que escape a las competencias de los profesores, pero no así los ámbitos de organización y comportamiento. "Ahí sí que pueden organizarse para ser una entidad más eficiente", subraya, poniendo ejemplos sencillos como el disponer de encargados de apagar las luces o que las témperas se limpien con papel en vez de con agua. "En el tema de los residuos también puede haber una organización, con la reducción o la recogida selectiva", añade.

Para todo ello, además, el formador insiste a sus alumnos en que es necesario que para que esto sea un éxito se implique a todos los integrantes del centro educativo. "Si se involucra al consejo escolar, cogerá más entidad y se empezará a tomar más en serio", afirma. Y es que está más que comprobado que si la iniciativa solo parte de un docente, aunque esté muy motivado, "no puede abarcar todo el centro y al final es muy probable que se canse", analiza.

Identificar los impactos así como las oportunidades de mejora, definir los objetivos y el plan de acción tienen que ser puntos a tener muy en cuenta. "Luego también está el aspecto de la comunicación, porque los centros tienen un poder ejemplarizante en la sociedad y un efecto multiplicador de los mensajes más fuerte de lo que ellos mismos creen", asegura.

Por último, tras esa gestión ambiental, el curso se completa con metodologías para hacerla más presente en cada uno de los aspectos del centro, a lo que se añade "el aprender a integrar la educación y la gestión ambiental", indica.

La última de las sesiones es la más práctica de todas, puesto que los participantes ponen en común cómo aplicar toda esta teoría ambiental en sus centros. "Ahí es donde se pueden ver los posibles problemas que surgirán a la hora de poner estos proyectos en marcha, atendiendo a las características de cada centro", asegura Labajos, que imparte estos talleres durante este curso en Zamora, Valladolid, León y Palencia, provincias con un alto número de centros con sello ambiental.