Codearse con compañeros de Eslovenia, Grecia, Portugal, Rumanía, Francia, Polonia o Albania es algo habitual para los alumnos del colegio La Villarina. Desde hace tiempo, desarrollan proyectos educativos con centros de toda Europa, una labor que le ha valido el sello eTwinning School.

Conseguir este reconocimiento de calidad no es sencillo y requiere un intenso trabajo por parte de toda la comunidad educativa. Los criterios de evaluación que se exigen desde la organización pasan por calificar su innovación pedagógica y su creatividad, la integración de los proyectos en el plan de estudios, que fluya la comunicación y colaboración entre los centros socios, el uso de la tecnología y un análisis de los resultados y su impacto, con un trabajo final de documentación.

Pertenecer a la comunidad de centros escolares eTwinning de Europa significa disponer de una plataforma para que los equipos educativos puedan comunicarse, colaborar y desarrollar proyectos entre todos, con lo que llegan a sentirse parte de una comunidad educativa de Europa muy atractiva. Así lo valora la directora del centro, Concha Ramos, quien agradece este reconocimiento desde Bruselas para el colegio, con una duración de dos años y que están dispuestos a mantener, pues tienen amplia experiencia de trabajar con colegios de toda Europa.

De hecho, La Villarina ha sido incluso "fundador", es decir, promotor de alguno de los proyectos que se han puesto en marcha y al que se han unido centros de todo el continente, como el que idearon junto a otro colegio de Eslovenia para enviar y recibir postales de Navidad elaboradas por los propios alumnos. Y todo con el inglés como idioma oficial.

Reuniones a través de videoconferencias entre docentes, conexión de aulas de diferentes puntos de Europa para hablar, cantar o narrar cuentos o volcado de todo el material educativo en plataformas es el día a día de estos alumnos de Primaria, que disfrutan con sus nuevos compañeros.

"Aplicamos las nuevas tecnologías y los niños se sienten reconocidos y valorados. Además, se dan cuenta de que su situación es similar a aulas que están a cientos de kilómetros", explica Concha Ramos, quien añade que estas actividades "refuerzan su sentimiento de ser ciudadanos europeos".