Toda una aventura americana que está exprimiendo al máximo. Pablo Cibanal Iglesias, alumno del IES Río Duero, disfruta este año de una beca de la Fundación Amancio Ortega en Atlanta, la capital del estado de Georgia. "El centro en el que estudio tiene unos 2.500 alumnos y esa es la mayor diferencia con mi instituto de Zamora. Aquí en Estados Unidos también tienen una gran variedad de deportes que puedes practicar en los equipos del instituto. Además, ofrecen una gran variedad de clubes, tanto de arte como de música, teatro o ciencia", enumera el estudiante zamorano.

Su horario es un poco más monótono que en el IES Río Duero, puesto que durante todo el curso consta de las mismas siete asignaturas y en el mismo orden, donde están literatura e historia estadounidense o pre cálculo . "Pero hay una gran variedad de materias optativas para elegir: desde teatro hasta guitarra, escultura, cocina o pertenecer a la banda", pone como ejemplos. En su elección particular con respecto a los deportes, donde hay una gran oferta también, ha practicado lucha y atletismo, además de ser del club de la mencionada banda de música.

La forma de impartir clase es muy diferente en América. "Aquí le dan gran importancia a la práctica para la comprensión de la asignatura y no única y exclusivamente a estudiar de memoria. Los profesores hacen las clases de una manera más didáctica, además de que son más permisivos, ya que podemos utilizar el teléfono en todo momento durante la clase, comer o beber, sin necesidad de espera al tiempo del descanso", explica.

La inmersión total que supone esta beca no se circunscribe solo al ámbito académico, sino que también supone el vivir con una familia de la zona. "La mía se compone de los padres y tres hermanos de 19, 17 y 14 años. Son personas muy agradables. Además, tienen tres perros con los que compartimos nuestras vidas", describe.

Las experiencias en el aula, en los clubes o con la familia han logrado que su inglés haya mejorado "notablemente" en comparación con su llegada a Atlanta. "Es difícil darse cuenta del progreso día a día, pero cuando recuerdo esos primeros momentos en los cuales apenas era capaz de comprender el idioma, ahora veo que puedo comunicarme con mayor fluidez".

Lo que sí ha conseguido desde el primer momento es forjarse amistades en el instituto. "Los alumnos son muy agradables; al haber tanta gente es sencillo hacer amigos, porque hay más oportunidades de conocer a personas afines a ti. Pero, al mismo tiempo, tienes la desventaja de que es prácticamente imposible conocer a todos", reconoce. No es el zamorano el único extranjero en el instituto, ya que comparte aula con estudiantes de Asia, América Latina, África u Oriente Medio, "aunque solo estamos tres estudiantes de intercambio: dos españoles y una francesa", concreta Pablo Cibanal.

Echando la vista atrás, incide en que lo más duro de la experiencia fue el idioma en las primeras semanas. "Aunque en España se te dé bien el inglés, no es como vivir inmerso en él. Pero esa dificultad es pasajera y solo dura unas pocas semanas", anima.

Ahora, en las conversaciones con sus nuevos amigos siempre está presente España. "Les interesa mucho nuestra forma de vida, nuestras costumbres y nuestra cultura y yo también aprovecho para explicarles cómo son nuestras tradiciones zamoranas y la belleza de nuestra tierra", destaca.

Por su parte, él también está aprendiendo mucho sobre Estados Unidos. "Intenté llegar aquí sin ningún estereotipo sobre los estadounidenses, por lo que simplemente dejé que ellos me mostrasen cómo realmente son y no dejarme influir por patrones previamente creados", revela.

Apurando las últimas semanas de clase, reconoce que esta experiencia le está aportando "más de lo que esperaba, como buenos recuerdos y muchos amigos, además de conocimientos. Todo ello ha hecho que yo cambie y ahora pueda desenvolverme mejor por mí mismo", destaca, por lo que recomienda esta "asombrosa" experiencia a todos aquellos que tengan la oportunidad.