La ciudad de la artesanía, con el barrio de La Horta como centro; la zona más burguesa, desde Santa Clara hasta la iglesia de San Juan; la ciudad más comercial, con el barrio de La Lana, San Esteban, la muralla de Santa Ana y todo lo que conjuga la judería nueva; la parte noble de la capital, desde la puerta de doña Urraca hasta Santa María la Nueva; y la ciudad de la Corona y la Catedral, con el mirador del Troncoso y la muralla de San Isidoro o San Bernabé, entre otros, son las cinco zonas en las que está dividida la ciudad para trabajar en la nueva edición del proyecto educativo “No Pintan Nada 2.0”, en el que este curso participan alumnos de los colegios Medalla Milagrosa y Santísima Trinidad y del instituto Maestro Haedo.

“Están descubriendo un trozo e historia de Zamora que nadie conoce, a veces ni siquiera los propios profesores”, reconoce la organizadora de este programa, Beatriz Barrio. “Están abriendo los ojos a la ciudad, según el lugar que les haya tocado estudiar”, añade.

Los alumnos se implican en el proyecto desde el momento en el que descubren -a los cinco minutos de comenzar la primera charla- que no se trata de estar sentados escuchando una conferencia, sino que son parte activa del programa. “Es un taller y nosotros estamos para escucharlos y ayudarles a reivindicar. Están muy involucrados y preguntan muchas dudas”, asegura Barrio.

Aunque el objetivo sigue siendo el mismo que en la primera edición -conocer y respetar el patrimonio de la ciudad- los organizadores han querido enriquecer la propuesta educativa de este curso con una mayor implicación de los participantes. Si el pasado año el colofón del proyecto era una mesa redonda con expertos en la materia, como artistas, arquitectos o autoridades municipales, el proyecto de este año finalizará con una puesta en común de todas las ideas que los grupos de trabajo hayan desarrollado en el aula para conservar o desarrollar algunos puntos de la ciudad que están en el olvido. “Tienen muchísimas ideas, desde mostrar cómo se puede limpiar la piedra de los monumentos hasta la mejor manera de darle una vuelta al uso del Mercado de Abastos”, pone como ejemplos la coordinadora.

En estas semanas están ultimando los proyectos, que se ubican en alguno de los cinco enclaves en los que se divide el programa y que les ha tocado trabajar con su grupo. Tras la investigación y la elaboración del trabajo, será el momento de exponerlo en el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales, en un acto abierto a todos los zamoranos.