Sentada al lado del fuego

recuerda:

Esas noches de verano

donde el tiempo no pasaba.

Y quiere volver,

su mente lo intenta.

Y mientras los recuerdos

se hacen borrosos frente a ella,

cae un poco de nieve.

Y sonríe,

al darse cuenta,

de que todo tiene su momento.

Pararé cuando rescate a Eurídice,

cuando advierta a Europa.

Pararé cuando vuele con Ícaro,

siendo pájaros volando hacia el horizonte.

Pararé cuando te desafíe como Aracne,

Con el ingenio de Edipo,

con la confianza de Leónidas en sus 300.

Pararé cuando custodie vuestro fuego.

Pararé cuando salga del laberinto.

Con Ariadna de cómplice y huyamos hacia Atenas. Pararé cuando apague el fuego vestal.

Pararé cuando mis quimeras se cumplan. Entonces pararé.