Estudiar en el extranjero es, sin duda, una experiencia que recomiendo a muchos jóvenes, no solo por la vida académica, sino por la apertura social y cultural que se experimenta.

Yo estoy estudiando en Gante el tercer curso del grado de Diseño de Interiores con una beca Erasmus que me concedió la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora. Elegí esta ciudad gracias a los consejos de una compañera de piso y escuela que había hecho el primer semestre de tercero también en Gante.

La ciudad no es muy grande, unas 250.000 personas, de las cuales 60.000 son estudiantes. El ambiente en las calles es muy vivo y juvenil, hay bicis aparcadas por todas partes y el tranvía es como la sangre de la ciudad. Aunque el neerlandés es el idioma oficial, el inglés está presente en todos los lugares, más bien en todas las personas, porque es el segundo idioma de los flamencos. Sin embargo, la lengua escrita siempre es l neerlandés.

La Universidad de Gante tiene otras varias adscritas y los campus se reparten por toda la ciudad en diferentes edificios. Yo estudio en la Universidad de Leuven, en el Campus de Arquitectura de Gante. Las clases son bastante diferentes a las españolas. Respecto a la organización académica, he de destacar en primer lugar que cada asignatura se imparte en un solo día, esto permite una semana de trabajo entre cada clase. En segundo lugar, fomentan mucho la creatividad, un valor que impulsan desde todas las asignaturas, bastante más que la técnica. Lo tercero -y más importante para mí- es la metodología con la que se presentan y corrigen los proyectos, así como la mecánica de las clases. Yo tengo que asistir a tres campus diferentes, dependiendo del día de la semana. Todos ellos tienen su propia cafetería y un gran laboratorio, donde los alumnos pueden imprimir o cortar con láser, así como utilizar otra gran cantidad de máquinas que todavía no he probado. Uno de esos laboratorios se encuentra en una antigua iglesia junto al campus, es una verdadera obra de rehabilitación muy común en Bélgica.

El alojamiento en la ciudad es complicado y nada barato, así que con su ayuda conseguí habitación en una residencia. La residencia en la que vivo es muy céntrica, todo queda alrededor de ella. Para desplazarte, aquí la bicicleta es fundamental y es el vehículo más usado, a pesar de que voy a todos los sitios andando. El campus más lejano está a veinte minutos y el paseo la verdad que merece la pena todos los días. Todo lo necesario está muy cerca. En la misma calle hay un pequeño súper y la lavandería está a la vuelta de la esquina. Un poco más lejos está Overpoort, la calle de las salidas nocturnas, y a la misma distancia, el centro con sus catedrales. La estación de tren también está cerca. Una suerte, porque es el principal medio de transporte para salir de la ciudad.

Si la vida académica es buena, la vida social es formidable. Durante todo el año tienen lugar multitud de eventos relacionados con los estudiantes Erasmus, ya sea para compartir los idiomas, para realizar viajes o simplemente para tomar algunas cervezas en compañía de nuevos amigos. La mayoría de los estudiantes erasmus en Gante son españoles, seguidos de los italianos. Los españoles suelen quedar solo entre ellos y realmente practican poco el inglés. Yo, afortunadamente, conocí a un grupo de italianos con los que se puede hablar siempre en inglés y de vez en cuando en español o en italiano. Así todos aprendemos algo nuevo.

La primera semana de noviembre hicimos un viaje por Holanda. Aquí alquilar un coche es una gran idea, ya que hay muchas ciudades muy cerca unas de otras y las distancias son muy cortas, así que visitamos Utrecht, Amsterdam, La Haya, Rotterdam y Delft. Para viajar por Bélgica lo mejor es el tren, los billetes no son nada caros e incluso hay un bono especial de diez viajes por un precio más reducido. También he visitado en Bélgica: Brujas, Amberes, Bruselas, Namur y Dinant.

Esta zona de Europa es bastante cosmopolita, mi apertura cultural ha ido "in crescendo" desde que llegué y estoy muy orgulloso de haber podido realizar este viaje del que me llevaré grandes amigos, grandes experiencias y un gran bagaje académico que aprovecharé en el futuro. Sin duda Erasmus es una oportunidad que ningún estudiante debería dejar pasar.