Garantizar el saneamiento para asegurar la salubridad pública

Garantizar el saneamiento para asegurar la salubridad pública

Aquona y Suez España desarrollan en Benavente el City Sentinel, una herramienta de monitorización que detecta y cuantifica la presencia en las aguas residuales del virus SARS-CoV-2

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El sistema de saneamiento, basado en la disponibilidad de agua y en la innovación que supuso en su día el sifón hidráulico y las cisternas domésticas conectadas a una red de desagüe común, fue un avance básico para la salubridad pública y aceleró el proceso de urbanización ligado al desarrollo industrial. Ahora, en un momento crucial debido a la crisis sanitaria, este salvavidas en la lucha contra la transmisión de enfermedades no está asegurado porque es vulnerable ante la virulencia de los episodios climáticos (lluvias torrenciales, inundaciones y sequías). Un sistema básico para el funcionamiento de las ciudades corre peligro.

Prevenir el impacto en el medioambiente

El Día Mundial del Saneamiento (o Día Mundial del Retrete), que se celebra el 19 de noviembre, está impulsado por Naciones Unidas desde 2013. Este año su lema es “Saneamiento sostenible y cambio climático” y busca concienciar sobre la nueva realidad a la que nos enfrentamos. Las inundaciones, las sequías y el aumento del nivel del mar pueden dañar cualquier parte de un sistema público de saneamiento y provocar vertidos de aguas residuales, lo que puede generar una emergencia de salud pública, así como deteriorar el medio ambiente. Por ello, es urgente fortalecer los sistemas de saneamiento para que resistan las inclemencias del tiempo y sean sostenibles.

La pandemia de la Covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia vital de los servicios de agua y saneamiento para prevenir y contener las enfermedades infecciosas, incluida el cólera y la fiebre tifoidea. Las alianzas público-privadas, punto 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, son básicas para universalizarlos.

Innovación tecnológica para superar retos

Aquona comprometida con la calidad de vida de las personas, trata 44 hm3 de agua al año en las estaciones depuradoras de aguas residuales que gestiona en el territorio. Aplica en el saneamiento los principios básicos de la economía circular reutilizando 760.000 metros cúbicos de agua al año y valorizando el 100 % de los lodos que produce en sus depuradoras para su posterior aprovechamiento en el sector agrario.

El nuevo desafío ante el cambio climático es lograr que las ciudades evacuen con el menor impacto ecológico un flujo de agua (aguas residuales y aguas pluviales) cada vez mayor. Por ello, es necesaria una revolución en la gestión, de la mano de la digitalización y las nuevas tecnologías. Se trata de introducir sensores en toda la red, tratar de forma global los datos, elaborar programas de limpieza del alcantarillado y gestionar de forma integral los tanques y depósitos.

La innovación tecnológica relacionada con el saneamiento también es fundamental en la lucha contra la pandemia, en la que anticiparse es básico. En esta coyuntura, Aquona de la mano de SUEZ España, el grupo empresarial al que pertenece, ha desarrollado City Sentinel, una herramienta de monitorización que detecta y cuantifica la presencia en las aguas residuales del virus SARS-CoV-2, lo que permite seguir la evolución de virus y predecir posibles rebrotes. Dentro de la provincia de Zamora, esta herramienta está implantada en Benavente, además de desarrollarse en otras localidades de Castilla y León como Ponferrada.

Un saneamiento responsable: la acción de todos es esencial

Ante la situación excepcional de más horas de estancia en los hogares creada por la pandemia, la compañía recuerda la importancia de no tirar por el inodoro y fregadero colillas, aceite, productos para el cuidado personal (mascarillas, toallitas, tampones y bastoncillos, entre otros) y medicamentos. Estos desperdicios son responsables de atascos importantes en los bajantes de las comunidades de vecinos y alcantarillado público, con un encarecimiento de entre el 10 y el 15% en el coste mantenimiento de las redes, es decir unos 230 millones de euros adicionales al año.