Día I en el Náutico de Palma. Arrancaba oficialmente la primera jornada de competición en el campo de regatas y en tierra, minutos antes de que se desplegaran velas, todo eran incógnitas. ¿Qué integrante de la familia real vendría a dar el ´sus´ de salida? La sorpresa, mayúscula, aunque no del todo improbable. La reina, junto a sus hijos y seis de sus ocho nietos llegaban al club para compartir los instantes previos con el resto de las tripulaciones. Una real y familiar inauguración que hizo las delicias de todos los presentes.

Se presumía una mañana plácida, nada hacia presagiar tal despliegue monárquico acostumbrados los últimos años a apariciones con cuentagotas. Pero se optó por tirar la casa por la ventana, que estas vacaciones se presumen más cortas pero no por ello menos intensas.

Conduciendo su propio vehículo, el primero en llegar al Náutico fue don Felipe. A bordo del Mercedes iba también doña Sofía, muy rápida a la hora de descender y saludar a Matías Salvà y Javier Sanz, presidentes del Club y del comité organizador de la 30 edición de la Copa del Rey Audi-Mapfre, respectivamente. Instantes después, en un Seat familiar, los duques de Palma con toda su prole, bien conjuntados para una jornada marinera. Tras ellos, en otro utilitario, la infanta Elena, los pequeños Froilán y Victoria, y María Zurita, sobrina de la reina y gran confesora de la duquesa de Lugo.

El organizado caos tuvo lugar ya en el interior. Mientras que el príncipe se dirigía al muelle en el que estaba amarrado el recientemente bautizado como Hispano, antiguo CAM, Iñaki Urdangarín charlaba con algunos de los compañeros de tripulación de su esposa, la infanta Cristina, que volvía a la competición tras seis años de ausencia. Lo hace a bordo del Aifos, monocasco de la Armada Española que ella misma patronea. La infanta Elena y su prima María Zurita, con una bolsa último modelo de Marc Jacobs, se ocupaban de Froilán mientras departían, entre otros, con Josep Cusí, armador del Bribón, barco que tradicionalmente patroneaba don Juan Carlos y que este año se retira de la alta competición.

Mientras tanto, y como buena abuela, la reina se preocupaba de contentar a sus nietos. Al observar que los hijos de la infanta Elena ya tenían el polo oficial de la 30 edición de la regata, doña Sofía acudió a la tienda ubicada en el interior del club para comprar cuatro prendas.

Fue en ese instante cuando se vivieron algunas de las escenas más tiernas. Irene, la benjamina de los duques de Palma, esperaba impaciente su turno para probarse la camisa mientras su prima mayor, Victoria, le recogía el pelo en una cola de caballo. Juan y Pablo se dejaron asesorar por la dependienta mientras que Miguel, al ver que no había camisetas de su talla, mostró su preocupación: "Yo quiero una, por favor", le dijo a su madre. Al final, y aunque un pelín más grande, el pequeño de los tres varones de la infanta Cristina también tuvo su polo, a 30 euros el ejemplar, que pagó la reina de su bolsillo.

El tiempo apremiaba, y llegaba la despedida. Los barcos debían zarpar rumbo al campo de regatas. Así que con cariño, y deseándose suerte, Miguel, Juan y Pablo lanzaron un beso a mamá, ya en cubierta del Aifos. Irene, algo triste porque se quedaba en tierra, logró que la infanta le hiciera una cariñosa mueca en la nariz.

La segunda parte de la expedición tuvo lugar ya en aguas de la bahía palmesana. Cuando los cruceros ultimaban los preparativos antes de que se iniciase la primera manga, doña Sofía y el resto de la familia, se acercaron a bordo de la Somni para seguir de cerca la prueba. Y lo hicieron con mucha atención.

En la proa de la lancha motora se pudo ver a la reina rodeada de sus seis nietos y a la infanta Elena capturando con su cámara fotográfica digital los momentos más espectaculares de la competición. Froilán, muy activo, imitaba a su madre en la tarea de retratar lo que ocurría en el mar, eso sí, con un móvil de última generación. Sus primos Juan, Miguel y Pablo, con ayuda de Iñaki Urdangarín, utilizaron los prismáticos para no perder detalle. La pequeña Irene, por su parte, prefirió pasar buena parte de la jornada marinera en el interior de la Somni, algo más resguardada del viento y acompañada por María Zurita.

La emoción se pudo ver en el rostro de los pequeños ante las maniobras de don Felipe y la infanta Cristina a bordo de sus respectivos barcos. De hecho, el primer día de competición no fue malo para los miembros de la Familia Real. El Hispano de Fernando León y Kiko Sánchez Luna logró acabar en tercera posición por detrás del Container de Udo Schuetz y el Bribón de Cusí. El Aifos se conformó con un séptimo puesto.

Letizia y las niñas

El rey, que horas más tarde aterrizó en Mallorca para recibir a continuación al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero -lo hizo sin muletas tras su operación de rodilla-, ha sido el último en incorporarse a las vacaciones en Marivent. La gran ausente sigue siendo la princesa de Asturias y las infantas Leonor y Sofía. La última vez que se vio de manera oficial a doña Letizia fue el pasado miércoles, cuando visitó la isla de manera fugaz para interesarse por el trabajo de la fundación Handisport.

Se prevé, aunque no hay confirmación, que la princesa, junto a don Felipe y las pequeñas infantas, asista al concierto que Jaume Anglada ofrece esta tarde en el Náutico. De ser así, sería la primera fotografía de la futura reina de España ya de vacaciones privadas.