La segunda jornada de la Cibeles Fashion Week estaba dedicada a los diseñadores veteranos, que mostraron unas colecciones diversas y variadas

Tal y como ya nos tiene acostumbrados en todas sus colecciones, también esta vez el zamorano Carlos Díez ha conseguido sorprender a todos los asistentes al desfile con una colección que mantenía secreta casi bajo llave, con la que el diseñador ha vuelto a «hacer de las suyas». Siguiendo con su particular visión de la moda, propone líneas amplias y sencillas, ropa deportiva y prendas unisex para dar la bienvenida a la primavera de la forma más cómoda posible. El blanco es el color estrella de sus propuestas. Al ritmo de los» Pet Shop Boys», Carlos ha querido sorprender con colores más vivos en monos para las mujeres, así como en minivestidos de volantes, con líneas algo más estructuradas que huyen de las líneas amplias que imperan en su colección.

La primera diseñadora en subir sus modelos a la pasarela durante la mañana fue Elisa Palomino, con una colección inspirada en el mito de Perséfone. Las modelos, convertidas en ninfas, vestían una cascada de volantes y fino encaje. Martin Lamonthe, por su lado, presentó un ciudadano moderno que se mueve por la ciudad de los Ángeles, siendo su colección un claro reflejo del sueño americano de los años 50 y 60 mientras que el diseñador Ion Fiz, inspirado en el exquisito dulce Macaron, mostró una ropa voluptuosa en tonos pastel para vestir a una mujer llena de sensualidad y al tiempo, moderna. El crema vainilla, lavanda, el azul nauge, opuntia, verde agua, rosa y el negro fueron sus colores.

María Escoté descubrió al público su colección «No me olvides», donde evoca el amor perdido en mujeres que visten pantalones campana, blusas cortas y faldas adornadas con grandes perlas. María Barros, Montse Bassons y Elena Martín también presentaron sus trabajos durante la mañana.

Por la tarde, estuvieron Teresa Helbing, que mostró una colección donde la piel fue la auténtica protagonista de la colección primavera-verano. Juana Martín, inspirada en el Cannes de principios de los 60, con una línea de baño en rosas y violetas de cinturas bien marcadas y vestidos de grandes volúmenes, también desfiló por la tarde, al igual que los modelos de Dolores Cortés, Guillermina Baeza o Antonio Alvarado.