Las grandes puertas de la Catedral se abrieron antes de las 17.00 hora local (22.00 GMT), por primera vez para una boda en casi 60 años, pues la ocasión anterior fue en 1949 cuando contrajeron matrimonio la princesa alemana Hilda Marie Gabrielle de Baviera con el peruano Juan Bradstock Lockett de Loayza.

Cadetes de la escuela naval hicieron guardia de honor a la entrada del templo y desde la puerta se extendió una gran alfombra roja hasta el altar mayor.

A petición del novio, uno de los más reconocidos tenores de la escena operística internacional, la Plaza de Armas en la que está la catedral se mantuvo abierta al público y sólo se colocaron barandillas de seguridad, donde se apostaron cientos de curiosos y periodistas.

El presidente de Perú, Alan García, y su esposa Pilar Nores, encabezaron la lista de ilustres invitados, que incluyó a personalidades del mundo de la ópera, embajadores, familiares de los novios y amigos: en total 800 convocados.

El público reunido en las inmediaciones dio gritos de emoción al confundir a uno de los invitados, Toby Spence, con el cantante canadiense Bryan Adams, amigo de la pareja que finalmente no acudió a la ceremonia, al igual que la viuda de Luciano Pavarotti, Nicoletta Mantovani.

Flórez llegó al templo acompañado de su madre, María Teresa French, a las cinco en punto de la tarde, en un Mercedes Benz negro escoltado por la policía, seguido diez minutos después por la novia, quien lo hizo en un Cadillac blanco junto a su padre, Wilhem Trappe.

Cuatro damas de honor con vestidos color champán acompañaron a Julia, mientras que Juan Diego estuvo escoltado por cuatro caballeros de honor.

La rubia ex modelo lució radiante con un vestido blanco estilo princesa, con un corpiño tejido con cristales de Swarovski y un largo velo de tul que se confundía con la extensa cola. El traje nupcial, valorado en 20.000 dólares, fue diseñado por el italiano Massimo Gasparón.

El maquillaje y peinado, estilo años 60 del siglo pasado y cuyo costó se elevó a unos 10.000 dólares, estuvo a cargo del también italiano Enzo Vitale, quien colocó a la novia una tiara de cristales, oro y platino.

El Coro Nacional y la Orquesta Sinfónica de Lima, bajo la batuta del maestro Andrés Santa María, interpretó música de Beethoven durante la ceremonia oficiada por el Arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani y, al final, la marcha nupcial de Mendelshon.

Debido al gran número de invitados extranjeros, cerca de 200, Cipriani pronunció la homilía en inglés y español, y pidió a los contrayentes que no tuvieran miedo a los hijos, a los que calificó de "bendición del matrimonio".

Los fotógrafos y camarógrafos acreditados sólo pudieron tomar imágenes del exterior de la catedral, mientras que la televisión estatal transmitió la ceremonia en directo.

Una vez concluido el rito religioso, la pareja posó sonriente ante los reporteros mientras les cubría una lluvia de pétalos de rosas blancas.

Luego, Juan Diego y Julia se dirigieron a pie a la Municipalidad de Lima, situada frente a la Catedral, un paseo que significó un baño de multitudes. Allí se celebró una recepción y el tradicional brindis.

La fastuosa boda concluirá con un banquete en el museo Pedro de Osma, en el pintoresco distrito de Barranco, a cargo de la reconocida chef Marisa Guiulfo, quien servirá comida criolla, típica de la costa limeña.

En esta antigua casona rehabilitada tendrá lugar después un gran baile, que se prevé dure hasta la madrugada.

La pareja, que se conoció hace cinco años y contrajo matrimonio civil el año pasado, en Austria, fijará su residencia en Italia, después de que el tenor cumpla con la agenda de representaciones que retomará la próxima semana en Estados Unidos.