La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.
Calima en Canarias.
José Carlos Guerra
La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.
Calima en San Juan de Alicante.
EUROPA PRESS
La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.
Cielo rojizo provocado por la calima en Murcia.
CEDIDA POR CARLOS J. EGIO
La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.
Un cielo plomizo sobre la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en València este lunes.
Jorge Gil
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Vista de la calima desde el Ayuntamiento de Madrid.
EP
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Calima en la Comunidad de Madrid.
La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.
Dos jóvenes fotografían la Torre del Oro de Sevilla con el cielo cubierto por la intensa calima.
EFE
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Vista del puerto deportivo de Aguadulce, Roquetas de Mar (Almería) bajo la intensa calima.
EFE
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La calima tiñe de rojo parte de Andalucía.
EP
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Efectos de la calima en Almería.
La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.
Monumento de la Loba Capitolina, en Mérida, bajo la calima.
La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.
La Gran Vía con calima desde la terraza del Círculo de Bellas Artes.
EP
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Imagen de la Alcazaba de Almería con el cielo cubierto con la intensa calima.
EFE
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Un joven hace deporte en la playa de Aguadulce, Roquetas de Mar ( Almería) bajo la intensa calima.
EFE
La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.
La ciudad de Almería o sus invernaderos amanecían como nunca. La Alcazaba de Málaga estaba de foto con el cielo anaranjado. El de Granada, desaparecido sobre la Alhambra. Y Sevilla se quedaba sin su color especial. Todo por culpa de ese aire subsahariano que está trayendo arena del desierto. Tanto polvo ha cambiado de tono Sierra Nevada, cubierta por un manto marrón. Una calima histórica que también ha cubierto los lugares más icónicos de Madrid. Un ambiente que seguirá, al menos hasta el jueves, suspendido en el aire.