Con ocasión de una conferencia entre daneses y suecos, el premio Nobel de Física danés, Neils Bohr, empezó su charla diciendo: "es difícil hacer predicciones, especialmente del futuro". Con esta frase en mente haré una breve recapitulación de lo que se esperaba que hiciera el mercado en 2019 y me aventuraré a sugerir lo que podrá ocurrir en 2020. En cualquier caso, me gustaría escudarme en otra gran frase que solía pronunciar el Nobel danés al empezar sus conferencias: "Toda frase que yo emita habrá de ser considerada por ustedes no como una aseveración, sino como una pregunta."

2019 se esperaba que fuera un año positivo, pero sin grandes revalorizaciones, por la mayor parte de los analistas. Se estimaba una subida moderada de la bolsa de en torno a un 6% de forma global y una política monetaria de sesgo restrictivo, con la Reserva Federal de Estados Unidos prolongando el ciclo de subida de tipos que empezó en 2016.

La realidad ha sido que las principales bolsas mundiales han subido entre el 15% y el 25%. Por poner un par de referencias, el S&P 500, el índice más representativo del mercado americano ha subido un 25%; y el MSCI World, un índice de referencia de la evolución de la renta variable mundial compuesto por más de 1600 empresas de 23 países, se ha apreciado más de un 20%. Las excepciones más relevantes este año han sido la bolsa de Hong Kong, que en medio de los disturbios sociales ha subido un 1%, y los mercados de España y Reino Unido, con subidas de en torno al 6% en sus principales índices. La Reserva Federal no sólo no ha subido tipos, sino que los ha bajado en 3 ocasiones y ha empezado una nueva ola de compra de activos. Y en general, todos los bancos centrales han girado a políticas monetarias acomodaticias.

De cara al 2020, existen varios frentes abiertos y, dependiendo de su desenlace, las bolsas pueden darse de bruces contra la pared o proporcionar otro año de alegrías para el inversor (y van 10 años). Vaya por delante que creo que hay razones para ser optimista en 2020 o, mejor dicho, para pensar que la corrección fuerte se va a retrasar hasta el 2021.

Listados rápidamente, los principales retos para la economía y los mercados financieros en 2020 son: la guerra comercial entre Estados Unidos y China, un crecimiento económico famélico, el poco margen de maniobra de los bancos centrales, elecciones presidenciales en Estados Unidos, la resolución del Brexit y en el caso de España, añadimos la incertidumbre sobre el nuevo gobierno y las tensiones sociales y políticas en Latinoamérica, donde tenemos tanta exposición.

La guerra comercial puede ser sin duda el primer reto de impacto global. Ni China, con un crecimiento que lleva un tiempo flaqueando, ni el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la reelección a la vuelta de la esquina, van a dejar que la sangre llegue al rio. La posición más difícil la tiene el presidente Trump que tiene que trasmitir dos mensajes: mano dura con China de cara a su electorado más nacionalista, pero sin llegar a hacer que descarrile el tren de cara a las expectativas de crecimiento y evolución de los mercados. Este tira y afloja a ritmo de tuit del presidente Trump se puede mantener todo el año, más sesgado a un lado o a otro dependiendo de las encuestas electorales, con el consiguiente aumento de la volatilidad de los mercados, pero sin toma de decisiones de calado hasta que se pasen las elecciones.

En relación al crecimiento económico mundial, casi todas las organizaciones internacionales han rebajado en los últimos meses las estimaciones. En su último informe de finales de noviembre, la OCDE rebajó en crecimiento del PIB mundial para el 2020 desde el 3,0% al 2,9%, la tasa de crecimiento más baja desde 2008. En 2018 el crecimiento fue de 3,5%. Sin embargo, a pesar del raquítico crecimiento, no se espera que ninguna de las grandes regiones económicas entre en recesión o crecimientos negativos. Para Estados Unidos se estima un crecimiento del 2% y la Zona Euro y Japón un 1%. La OCDE destaca la guerra comercial como el principal riesgo. No sólo China es el único enemigo. El autoproclamado "Tariff Man" dispara contra todo lo que se mueve: Francia, España, Argentina, Brasil... Aun así, y volviendo al punto de arriba, esperamos que afloje si la metralla impacta en las bolsas. Por otro lado, y como efecto positivo, las bajadas de tipos de la Reserva Federal han animado al resto de Bancos Centrales a relajar las políticas monetarias, y creemos que en 2020 se notarán sus efectos positivos, o al menos paliativos.

Acercándonos a nuestra geografía, en Europa, el Brexit es la principal causa de incertidumbre. En este frente, también creo que estamos mejor que hace unos meses, como muestra la apreciación de la libra frente al euro desde el verano. Esta semana conoceremos el resultado de las elecciones en el Reino Unido, pero queda descartado un Brexit duro. Si los conservadores consiguen una mayoría suficiente, el Reino Unido abandonará la Unión Europea con el acuerdo que alcanzó en octubre Boris Johnson y que, esencialmente, es muy similar al que firmó su predecesora Theresa May. En el caso de que Boris Johnson no consiga suficiente apoyo, habrá una fase de inestabilidad a corto plazo, pero a medio plazo se trabajará en un acuerdo más favorable al mercado.

Dentro de este escenario más o menos positivo para el 2020, es posible que España vuelva a ser el farolillo rojo de Europa. Nos pesa como una losa la incertidumbre sobre el nuevo gobierno y las políticas económicas que pueda tomar. Si al final hay un gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos, habrá de verse cómo se equilibran las fuerzas entre la postura más ortodoxa de la potencial vicepresidenta económica Nadia Calviño y las más penalizantes para los mercados financieros defendidas por Podemos. Pero también pesaría como una losa que no se llegara a formar un gobierno y tuviéramos que ir a unas terceras elecciones, así como unas nuevas elecciones en Cataluña. Dentro de todo esto, las tensiones sociales en Latinoamérica añaden presión a las grandes empresas con presencia en aquellos mercados, algunas de ellas en franca retirada de la región como en el caso de Telefónica.

El tiempo es implacable y no tardaremos mucho en despejar las incertidumbres. Como dijo otro gran físico, Albert Einstein: no pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto.