A la hora de hablar de ahorrar en el gasto del hogar, es más común que venga a la cabeza la electricidad. Sin embargo, en muchas casas de nuestro país el gas resulta ser uno de los mayores gastos mensuales. Y, ahora que se acercan los meses de frío, conviene recordar algunos consejos para ayudar a reducir la factura del gas, que se prevé que suba este otoño alrededor de un 8%.

La media de este desembolso equivale a 40 euros al mes, pero hay que tener en cuenta si se dispone de calefacción eléctrica o en qué territorio se viva. Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, en 2016 solo el 3,3% de los hogares tenía un sistema de autoproducción eléctrica, mientras que la mitad de viviendas contaban con gas natural.

Pese a que durante los años de la crisis este gasto en luz y gas descendió debido a la búsqueda del ahorro, los datos de Eurostat en 2016 mostraron que España estaba situada en quinto lugar entre los países que más pagan por electricidad. Asimismo, ocupaba el tercer puesto en cuanto al gasto en gas. Esta información es todavía más curiosa si se tiene en cuenta que España está por encima de países como Finlandia, con temperaturas infinitamente más bajas.

Cuidado con la calefacción

En invierno, la mitad del gasto energético por hogar es consecuencia del uso de la calefacción. Por ello, es importante tomar algunas precauciones para que no se dispare este desembolso. Así pues, durante el día hay que regular la temperatura entre 19 y 21 grados centígrados, mientras que por la noche conviene situarla entre 15 y 17 grados centígrados.

Asimismo, para evitar perder calor, en las horas nocturnas es recomendable bajar las persianas. Además, habría que aislar bien las ventanas, ya que al hacer esto se puede ahorrar entre un 20% y un 30% en calefacción. A esto hay que sumar lo que se puede ahorrar simplemente abrigándonos lo suficiente dentro del hogar.

Por otro lado, resulta positivo ventilar el hogar para renovar el aire, aunque para ello hay que tener la calefacción apagada con el objetivo de no perder calor ni energía. Por último, se recomienda revisar la calefacción, purgando los radiadores antes de cada temporada y vigilando que estén en perfecto estado.

La temperatura del agua

Otra de las formas más comunes de consumir energía es a través del agua caliente. Para evitar que suponga un gasto mayor del necesario, es importante ajustar la temperatura entre los 30 y los 35 grados centígrados.

Además, una medida útil sería programar la caldera a 45 grados como máximo, puesto que al subirlos a 60 el gasto sería mucho mayor. De hecho, sería inusual usar temperaturas tan altas a la hora de ducharse, por ejemplo.

Relacionado con esto, conviene tratar de ducharse en el menor tiempo posible, apagando la corriente de agua en cada momento que te enjabones. Y otra manera de ahorrar por esta vía sería colocar siempre el mando del grifo en el frío para no utilizar el agua caliente cuando no sea necesario.