El patrimonio de los fondos de inversión nacionales cayó, sólo durante el pasado mes de julio, un 0,95 por ciento, llegando hasta los 126.544 millones de euros, como muestra el informe de VDOS Stochastics.

La frenada en los fondos de inversión es una muestra del cambio de comportamiento de los inversores, que optan por alternativas más seguras en rentabilidad. Pero no todos son malas noticias. Aunque los fondos se hayan reducido en 1.217 millones de euros, la rentabilidad ha avanzado a los 154 millones y se ha experimentado un crecimiento en las captaciones netas de patrimonio para la renta fija garantizada (en 281 millones de euros) y la deuda pública nacional (con 30 millones de euros).

Estos productos de inversión colectiva siguen siendo una buena opción de rentabilidad, que su capital no esté garantizado por el fondo de protección, no significa que no contemos con otros mecanismos para salvaguardar nuestros ahorros e invertir con seguridad.

Fondo y depositaria, separadas para proteger al inversor

¿Qué ocurriría con nuestro dinero si, dada la coyuntura actual de solvencia que sufren muchas entidades, la entidad que garante nuestro fondo quebrase? Aunque se trata de un caso hipotético, puede darse esa fatal circunstancia, en la cual el inversor estaría protegido.

La entidad gestora del fondo y la entidad depositaria, es decir, la que custodia los títulos de los inversores, son diferentes por ley y ambas responden de manera subsidiaria.

Resulta difícil pensar que la gestora pudiese declararse en quiebra y todavía más la propia depositaria, por ejemplo una agencia de valores o un banco.

Si ocurriese tal acontecimiento, los ahorradores podrían ejercer el derecho de separación, rescatando sus títulos y depositándolas en otra entidad. Otro aspecto que "salvaría" la situación es que, también por ley, es obligatorio separar las cuentas corrientes propias de las de los fondos.

Si se diera el caso de que, la entidad depositaria declara concurso de acreedores justo en el momento de que hubiese operaciones pendientes de compra y venta de participaciones por parte del cliente, el dinero iría a parar a la masa del concurso, y se podría recuperar si quedase dinero cuando acabase el proceso concursal.

¿Qué ocurre con los fondos garantizados? Los fondos de inversión garantizados lo están por el propio banco o caja de ahorros que los comercializa. En el caso de quiebra de la entidad garante (que debe aparecer especificada en los folletos de los fondos del CNMV), la entidad depositaría traspasaría el dinero acumulado a otra entidad, siempre bajo las condiciones de rentabilidad y vencimientos de la primera.

Órganos de supervisión y recomendaciones al inversor

La Comisión Nacional del Mercado de Valores es el órgano supervisor en los mercados de valores de nuestro país, trata de velar por la transparencia y por la correcta formación de precios y, sobre todo, por la protección de los inversores. Es la responsable del registro y la supervisión de las instituciones de inversión colectiva, y tiene la última palabra para autorizar y registrar a las distintas Sociedades Gestoras y los Depositarios de instituciones de inversión colectiva.

Desde el CNMV recomiendan que, a la hora de seleccionar un fondo de inversión, no sólo se evalúen las rentabilidades, sino que hay que tener en cuenta los riesgos que se asumen en dicho fondo. Cada activo financiero supone un riesgo diferente para el inversor.

Además, es importante valorar dos aspectos que permiten cuantificar el riesgo: la volatilidad y la duración de la cartera. La volatilidad nos dice cómo han sido de fluctuantes los valores liquidativos del fondo, así sabremos si han experimentado variaciones al alza o a la baja. La duración de la cartera, sobre todo en fondos que invierten en renta fija, nos servirá para medir el plazo medio de vencimiento de los valores en los que se han invertido. Esto último nos permitirá conocer cómo de sensible es el fondo ante las subidas de los tipos de interés, que normalmente hace descender las cotizaciones de los activos en renta fija, sobre todo cuanto mayor sea la duración de los activos.